SOL Y SOMBRA

María Santísima de los Aviones

Los vuelos low cost, benditos sean, permiten vivir dos formas distintas de venerar a la Virgen en un solo 15 de agosto

CONTRA la opinión sibarita (¡!) de esa caterva de falsarios que pontifican sobre el refinamiento como si se hubiesen criado a bordo del Concorde, considero a Ryanair un milagro luminoso de nuestro tiempo. El PIB sevillano y la cifra de negocios del aeropuerto de San Pablo, ... en concreto, deberían agradecerle su pan cotidiano a la compañía irlandesa, que en fecha tan sensible como este puente, lidia en toda España con la huelga de su personal de tierra. Han disparado con saña los sindicatos convocantes, porque son días de temporada altísima para la peregrinación mariana, vocación primigenia de esta aerolínea cuyos trayectos inaugurales eran para el acarreo de devotos de la Virgen desde la ribera del Shannon hasta santuarios como Czestochowa o Fátima, y de vuelta a quienes querían postrarse ante Nuestra Señora de Knock, única reina genuina de la republicana Irlanda.

La resaca pía del 15 de agosto nos desliza sin remisión hacia el final del verano, después de que las tres grandes naciones del orbe católico hayan celebrado a su modo la Asunción de María. Gracias a los vuelos de bajo coste, podemos compaginar costumbres. El término globalización no sólo tiene connotaciones negativas. Al contrario, fue un privilegio degustar durante toda la adolescencia en el corazón de la Gascuña el 'pollo arrosto coi peperoni' que se cocina en todas las casas romanas en Ferragosto, una festividad en la que los italianos felicitan por teléfono a los allegados en la distancia con la misma calidez que en Navidad, gracias a los pilotos de Michael O'Leary, que unen Roma con Lourdes en poco más de una hora y por el precio de un par de carreras en taxi.

Antier, sin ir más lejos, un avión de Volotea –con base de operaciones en el aeropuerto asturiano de Avilés– nos depositó en San Sebastián tras haber visto a la Virgen de los Reyes salir a la plaza del mismo nombre por la Puerta de Palo, con tiempo para alquilar un coche en Fuenterrabía y llegar a una misa vespertina en un pueblecito del Bearne, donde los fieles le cantan a la Madre de Dios en patois, la variante del occitano que se habla en la comarca: «Boune may dou boun Diu / Sente Bièrye Marie / Qu'eb boulem ayma toustem, toustem». El origen transpirenaico de la patrona de la Archidiócesis de Sevilla, regalo de San Luis (IX de Francia) y a su primo San Fernando (III de Castilla), confiere al viaje un sentido histórico e incluso místico.

José Luis Sanz, hermano con número bajo de San Isidoro, habrá sabido apreciar estos renglones que relacionan torpemente al marianismo con la aviación. Que su titular Virgen de Loreto, protectora de aeronautas y patrona del Ejército del Aire, le conceda por ende misericordia para perdonar a este humilde vecino que, perplejo, le pregunta a su alcalde: ¿Qué demonios ocurre con Lipasam? Porque, permitirá que le diga, uno está hartito de pasearse por el planeta y pocas ciudades ha visto tan comidas, literalmente, de mierda como lo está Sevilla este verano. Que las suelas de los zapatos se quedan pegadas al suelo y no es por la cera de las procesiones.

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