Así es como ganan las grandes naciones

Muchos no entendieron el triunfo moral que significaba que los que hace dos días mataban, no tuvieran ahora más remedio que presentarse a las elecciones y participar en la conversación civilizada. Hoy hemos conocido la noticia de su renuncia. Nosotros aguantamos durante más de cuarenta años la presión y la tristeza de sus asesinatos. Nosotros aguantamos la bajeza y el terror de sus chantajes, de sus secuestros y de sus amenazas. Ellos no han sido capaces de aguantar tres portadas de periódico. Ellos no han sido capaces de aguantar la libertad, la confrontación de ideas, el diálogo entre personas que piensan distinto.

Éste ha sido el mayor homenaje que podíamos tributar a las víctimas: no sólo derrotar a sus enemigos, y rendirlos, sino además dejarlos en ridículo, y que todo el mundo pueda ver -y ellos los primeros- el último extremo de su miseria. Así es cómo ganan las grandes naciones a una banda de criminales. Y éste es el gran y luminoso homenaje que merecen los que cayeron y sus familiares. Hay que confiar en España. Hay que confiar en la libertad. Hay que confiar en la democracia. Siempre somos más fuertes cuando somos más libres y cuando somos más demócratas. Siempre somos más fuertes cuando menos nos parecemos a los asesinos y cuando menos dejamos que condicionen nuestros principios y la pulcritud de nuestras normas del juego. Siempre ganamos cuando lo que hacemos se parece a lo que somos.

Hay que confiar en España. Y aprender a identificar lo que es una victoria, y celebrarla.