PERDIGONES DE PLATA
Tsunami de sonrisas
Todas esas sonrisas de los independentistas confirman nuestra humillación, nuestra rabia y nuestro pasmo
Sánchez Panza (30/10/2023)
El rebaño (27/10/2023)
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Iniciar sesiónAquellos rostros que reflejaban el brumoso aburrimiento del encierro en la jaula de cristal instalada en el centro de Europa lucen ahora sonrisas que parecen anunciar el último dentífrico. Y cómo sonríen. Sonríen con la satisfacción del vencedor, con el colmillo afilado y presto ... para degustar el fulgor de la victoria, con los carrillos inflados de vendaval triunfador y con las cejas teñidas por cierta incredulidad que se resumiría en un «¡ostras, que nos lo han dado todo, pero todo todo!». Escapar encapsulado en un lóbrego maletero para después sonreír como si hubieses goleado en una final futbolera. Me pinchan y no sangro, vecina.
Las sonrisas de los independentistas confirman nuestra humillación, nuestra rabia, nuestro pasmo. Sonríen un poco a la bobalicona porque ya han conseguido el premio gordo y las pedreas, desde la amnistía hasta el recio caudal de fondos, y no saben qué más pueden exigir en esta carrera mendicante que tanto les ha aprovechado. Han desplegado un tsunami de sonrisas felices, algo infantiles como la de ese niño que acude ojiplático hasta la feria por primera vez, o como la sonrisa entre inocente y siniestra del muñeco de un ventrílocuo. Sonrisa y dulce siesta de independencia. Sonrisa y dame más y más. Sonríe que te he empotrado sin necesidad de recurrir al carcelario truco del jabón en las duchas. Sonrisas de éxtasis, de golosina perpetua, de diamantes para la eternidad. Cuando la cámara les enfocaba mientras se reunían para fingir un paripé, pues el pescado estaba archivendido, esgrimían la sonrisa contenida del que ligó con la guapa del baile sin merecerlo, del que cosechó un éxito profesional sin buscarlo, del que jugó al póquer por primera vez y desplumó a los membrillos. Y cuanto más sonríen, mayor es la tristeza que nos achanta. Sus sonrisas son nuestro dolor. Y cuando las cámaras desaparecen, seguro que estallan las carcajadas y descorchan el cava. Burbujas a nuestra salud. A la salud de Sánchez, el que nos ha obligado a tragar el veneno de tanta sonrisa retorcida.
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