perdigones de plata
Un profesional
He contemplado, desde la admiración, un carrito capaz de portar toda la impedimenta playera
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Iniciar sesiónCuando creo que lo he descubierto todo en mi dominguero deambular mientras atravieso la playa populosa de chancla feliz, siempre irrumpe una novedad que colma mi gozo de pacífico mirón que observa los astados desde la confortable barrera. Es el progreso que, junto a ... las inquietudes de las personas, nos permite una evolución constante.
Había observado uno los aerodinámicos carritos de la compra que tanto ayudan a la condición humana en su eterna extracción de alimentos para la tribu, o sea para la familia. Me pareció, asimismo, un gran invento ese otro carrito tan práctico que soporta la siempre pesada e incómoda bombona de butano, artefacto imprescindible para preparar los huevos fritos con patatas de reparación nocturna. Pero he contemplado, desde la más pura admiración, un carrito nuevo capaz de portar toda la impedimenta playera. El señor de barriga perfecta en su simetría esférica, una panza de precisión matemática, que se deja caer por mi zona de control todas las mañanas se me antoja un verdadero profesional. De hecho, aviso a la parentela y resto de seres queridos cuando por allí resopla. «Mirad, mirad, ahí llega un profesional…», les digo ufano como quien ha localizado una nueva estrella en el firmamento.
Todo va en ese carro apilado de manera metódica, científica, milimétrica. La sombrilla, la nevera, las toallas, las aletas, las gafas de bucear, las cremas y dos tumbonas de tamaño medio junto a otra de tamaño extralargo. Es un prodigio. Su mujer, o su novia, o su compañera, que nunca se sabe en estos tiempos modernos, aparece justo cuando ha preparado el campamento. Semejante caso de telepatía me fascina. Tarda media hora en disponer su chiringuito y otro tanto al recoger su universo y desaparecer. Da gusto verle cuando, al partir, ordena sus trastos empleando un protocolo perfectamente estudiado. No aplaudo para que no piense que me burlo, pero ganas no me faltan. Un señor así quiero de ministro de Economía. Con un espíritu tan disciplinado y riguroso, España estaba salvada. En serio.
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