PERDIGONES DE PLATA
Días de luto
Me llegan a dar diez días, como pretende Yolanda Díaz, tras el fallecimiento de un ser querido y me subo por las paredes
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Tradición sobrecogedora
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Iniciar sesiónSólo durante sus últimos años se permitió prescindir del negro riguroso para trasladarse al gris sobrio. Hasta entonces, a mi abuela siempre la había conocido enlutada. Agarraban el luto quizás en el último tramo de la juventud y ya no lo abandonaban porque las muertes ... de la parentela se encadenaban como si las pompas fúnebres formasen parte de una rutinaria cadena de montaje del más allá, del suspiro final, del largo adiós, de lo que ustedes quieran. La muerte casi siempre estaba ahí, muy cerca, de cuerpo presente y de velatorio plomizo. A veces era un primo, una tía, un suegro, el marido cirrótico, una hermana. El luto ahora se nos antoja una extravagancia, pero en aquel entonces las señoras de la generación de nuestras abuelas, en aquellos pueblos que no eran sino la crónica constante de las muertes anunciadas, representaba una obligación que se asumía como quien acepta la diabetes, el asma o la tuberculosis.
Primero falleció mi padre y años después mi madre. Mis jefes me llamaron para susurrar el pésame y dijeron: «Tómate los días que necesites…». En ambos casos me hundió la pesadumbre y sentí el desamparo más profundo. Pero les contesté que ni hablar, que finalizado el funeral me largaba al trabajo. ¿Y qué iba a hacer en casa?, ¿llorar, mortificarme con los recuerdos, cavilar melancólico, sentir el vacío rotundo bajo los pies? No, gracias. Entendí que sólo recuperar, mal que bien, la actividad diaria me podía ayudar. Pero esto es como lo de leer que dijo la otra, no me creí mejor persona por acudir a mis chiringuitos puntual y duchado, allá cada cual con su dolor, con su pena, con su método para reflotar el ánimo. Me llegan a dar diez días libres, como pretende Yolanda Díaz, tras el fallecimiento de un ser querido y me subo por las paredes, me como las plantas de la terraza y le arreo tientos a la frasca hasta agarrar una buena curda porque soy así de simplón. Espero que, si la medida prospera, nos permitan elegir el desahogo. Esto de uniformizar el luto espiritual con fecha fija como que no lo veo…
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