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La pizarra húmeda

Jueves , 10-06-10

COMO todos los que se acercan a Zapatero y creen en él, los sindicatos han acabado descarrilados en la cuneta, víctimas de la crisis que el presidente les prometió sufrir de la mano, aliados hasta el final, juntos podemos, en un pacto fraterno y solidario. ... En la primera esquina en que paró a comprar tabaco, el socio incondicional les hizo una finta y los dejó a la intemperie agarrados a sus pancartas; cuando se dieron cuenta de la maniobra lo vieron pasar al frente de otra manifestación en dirección contraria. De repente se encontraron solos, aislados en la indiferencia social, señalados como chamanes corporativos y burócratas subvencionados, con la musculatura rebelde anquilosada por los confortables conciliábulos de la Moncloa. Atrás quedaron las palabras solemnes, los puños cerrados, las proclamas resistentes, la hermandad ideológica. Cuando le llamaban «el cuarto vicepresidente», Cándido Méndez debió sospechar que acabaría como el segundo, y quizá pronto como la primera.

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