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Rubiales es feminista
Campeonas, gracias, porque con vuestra estrella nos habéis regalado más igualdad en el deporte y en la convivencia
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Iniciar sesiónÉl aún no lo sabe y quizá nunca lo entienda, pero ha hecho más por el feminismo de este país que decenas de puntos violetas y campañas de Igualdad. Desde que ejerciera su derecho de besada en Australia con mundialidad y poderío, insultos y ... falso perdón incluido, he visto más conversos al feminismo que nunca. Ellos quizá tampoco lo saben: voy a explicarlo.
El caso beso nos ha ayudado a visualizar un elemento clave de la causa feminista: el respeto al cuerpo. Empieza en la infancia. Las voces que luchan contra el abuso infantil no se cansan de repetir la importancia de que nadie bese a un niño si éste no quiere. Educación contra el consentimiento viciado, ese que te hace aceptar, callar y resignarte ante un adulto, un familiar, un maestro. Compromiso. Jerarquía.
El no se besa a quien no quiere que lo besen, de primero de educación (anti-abuso). Más de media España se lo ha gritado a Rubiales en una ola que parece que trae guerra, pero trae paz. La secuencia australiana permite explicar en tres actos la diferencia entre consentimiento y deseo, una de las críticas que muchas feministas hicieron a la ley del 'sí es sí'. Como hemos visto, el consentimiento puede manipularse. Volvamos a Sidney.
Acto I. El jefazo le planta un pico a Jennifer Hermoso sin opción de cobra por sujeción de cabeza. La primera reacción de ella, en directo: «¿Qué hago?... No me ha gustado». Ni consentimiento, ni deseo, ni consenso. No hay más preguntas, señoría. Pero esto no ha hecho más que empezar. El beso ha encendido el planeta. Acto II: Rubiales insulta y se ríe de los que critican su gesto «espontáneo». La Federación, la misma que prohibió a este periódico entrevistar a las jugadoras, por dar un dato de control de mensaje y de quién manda, lanza entonces un comunicado poniendo en boca de la jugadora unas palabras de comprensión al 'boss'. Se valida la reacción de él –el beso–, pero se aniquila la de ella –¡no me ha gustado!–. ¿Consentimiento viciado o manipulado?
El feminismo involuntario es eso que haces sin saber pero que mejora la vida de las mujeres en algún sitio. Acto III: el perdón de Rubiales, en el que demostró no querer pedirlo, dijo que fue cosa de los dos –¿hizo usted la cobra?–, y señaló no entender por qué tenía que disculparse, lo es. Muestra, en fluorescente, el problema. El punto exacto en el confluyen machirulismo enraizado y mala educación. Justo lo que denuncia el feminismo. Pocas veces se entendió tan bien el bien que ha venido a hacernos.
El beso no empaña el título. Lo hace aún más grande. Sabemos que tras este mundial hay mucho sudor. Mucho saber estar y, a veces, tener que callar. Por eso, campeonas, gracias, porque con vuestra estrella nos habéis regalado más igualdad en el deporte y en la convivencia. Así que, en vuestro honor, nada de mentir: el titular es una falacia. Rubiales no es feminista; España, sí.
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