TIRO AL AIRE
Lo que el PP puede perder en Valencia (otra vez)
Se espanta el PP ante una complicada negociación con Vox. Es lo mejor que puede pasarles
En el Defcon 1 de Junts
Fui a un cole de monjas, ¿qué os pasa?
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Iniciar sesiónCuenta una antigua leyenda de Roma que un hombre se sentaba cada mañana al pie de una estatua. Durante un largo rato, una jornada tras otra, repetía la misma plegaria: «Por favor, por favor, haz que me toque la lotería«. La estatua, pongamos una ... figura mitológica, un día –recuerden que es una leyenda– se hizo carne. Ya convertida en humana, se acercó hasta el insistente mortal. Al oído, en voz bajita pero con la desesperación acumulada de quien ha callado durante años, le suplicó: »Por favor, por favor, compra un boleto«.
El PP es hoy aquel tipo romano: «El camino para que gobierne el PP es votar al PP, no hay otro», decía Feijóo este fin de semana en Sevilla. Hablaba de Juanma Moreno, pero el exhorto es extrapolable a España, Comunidad Valenciana incluida. El cierre en falso de la crisis de Mazón exige al PP una jugada más compleja que la de que Vox acepte a su candidato. En este caso, Juanfran Pérez Llorca. Esta opción, la vía rápida, la urgente, coloca al partido en la misma incómoda casilla de salida de julio de 2023 ante un adelanto electoral nacional: junto a Vox. Algo que no beneficia nada a los populares y puede salirles bastante caro.
A veces, la hipótesis que más miedo da es la válida. Se espanta el PP ante una complicada negociación con Vox. Es lo mejor que puede pasarles. Sí, les sirve el cuanto peor, mejor. Unas conversaciones ásperas y tensas, irreconciliables, que terminen en ruptura, en un adiós a los verdes –pasan los años y aún me choca el color elegido por los de Abascal–. Quiebra con luz y taquígrafos. Nada de mendigar para gobernar frente a quien te erosiona. Sólo así el PP valenciano se vería obligado a dar un golpe sobre la mesa y convocar elecciones. Antes de agotar los plazos.
Muy peligroso, dicen en el Palau. Y en Génova. Posibilidad de derrota. Pero en política hay que arriesgar. Tirar de valentía. Más cuando el ejercicio de ésta supone darle la voz a los electores. ¿No es, acaso, lo que le está pidiendo el PP a Sánchez a nivel nacional?
Abrir las urnas en la Comunidad Valenciana –rompiendo con Vox– será un camino tortuoso para derrocar al sanchismo. A riesgo de perder una región clave, sí. Pero, ¿Génova ve otro? Mejor reafirmarse que hipotecarse con apaños. Así es el juego. Uno –democracia, lo llaman– que asestaría un doble golpe a Sánchez. Primero, porque lo dejaría en evidencia por no convocar él frente al desgarro de su pacto (y sus no Presupuestos). De acuerdo, eso a Sánchez le da bastante igual… Pero, segundo e igual de importante –o más–, porque le arrebataría al PSOE su comodín de oro electoral: el de que, con el PP, viene Vox.
Ya, las elecciones no son una lotería. Pero, como claman las estatuas hartas de súplicas de supuestos devotos, no puedes ganarlas si no compras números.
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