pincho de tortilla y caña
El amigo indeseable
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLa política distingue dos clases de indeseables: los útiles y los inútiles. Los primeros sirven al interés de personas, partidos, países o continentes y son tratados como miembros de una especie protegida. Sus defensores les llaman «nuestros hijos de puta». Saben que son sátrapas, chorizos ... o locos de atar (y a menudo todo eso al mismo tiempo) pero ejercen sobre ellos una cierta ascendencia y prefieren mantenerlos en los puestos que ocupan porque sospechan que sus sustitutos serían de la misma calaña, o todavía peor, y además estarían fuera de su control. Dos de los ejemplos más elocuentes fueron Somoza y Gadafi. La lógica del razonamiento es perversa pero se fundamenta, al menos, en el socorrido principio del mal menor: hay que tolerar a dictadores sanguinarios que pisotean los derechos humanos de muchos inocentes para evitar que les sucedan dictadores aún más sanguinarios que pisotearían los derechos humanos de muchos más.
El Gobierno de Sánchez trata a Maduro como si fuera su hijo de puta pero es incapaz de explicar el porqué del pronombre posesivo. ¿En qué le beneficia que siga en el poder? Se entiende que sus socios en el banco azul, los que convirtieron sus lagrimales en cauces del Orinoco cuando murio Hugo Chávez, apoyen al calandrajo bolivariano porque son cofrades de la misma ideología –suponiendo que el populismo hamponil merezca esa denominación– y porque tienen en la caja fuerte de Caracas una de sus principales fuentes de financiación. Pero no se entiende en absoluto que un partido formalmente democrático, que se dice defensor de los derechos humanos, proteja al bribón que ha orquestado un pucherazo monumental en las elecciones presidenciales, apoderándose de una victoria que le corresponde a la Oposición. La Venezuela chavista nunca ha sido una democracia. A mi se me ocurrió decirlo en voz alta en el año 2009, durante la visita a Caracas de una delegación de observadores del parlamento europeo, y a las pocas horas se me echaron encima una docena de policías de paisano, me metieron a empujones en una camioneta blindada y me pasapotaron a Sao Paulo a bordo de un avión que nos esperaba en la cabecera de la pista. Desde entonces las cosas han empeorado. Decenas de miles de venezolanos han tenido que emigrar del país para salvar su vida y su hacienda. No conozco a ninguno que entienda la tibieza de Sánchez a la hora de proclamar, más allá de toda duda razonable, que Maduro es un usurpador y un tirano. ¿Por qué Borrell o Robles pueden hablar de régimen dictatorial y Sánchez no? La excusa de que necesita tiempo para fijar una posición común de los países de la UE, dando a entender que aún queda alguno que pone en tela de juicio la satrapía del personaje, no tiene un pase. Pincho de tortilla y caña a que la dureza de la resolución que se votará mañana en la eurocámara servirá para demostrar que el consenso continental es mayoritario. De eso no hay duda. De lo que sí la hay es del motivo por el que el Gobierno de España ha estado jugando todo este tiempo a la gallina ciega.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete