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EL ÁNGULO OSCURO

Un papado apasionante

León XIV tendrá que resolver, a la postre, entre la restauración y el cisma; no puede haber medias tintas, tras el barullo bergogliano

Primeras impresiones leoninas

Cuñadismos en sede vacante

Juan Manuel de Prada

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Aunque traten de disimularlo, en ámbitos progresistas la elección de León XIV ha causado zozobra y desconcierto. Suponían en estos ámbitos que a Francisco debería sucederle un epígono, encargado de consumar los «avances» que Francisco sólo amagó; o que ni siquiera amagó, sino que ... más bien fueron señuelos o guiños pintureros con los que el argentino trataba de amansar a la bestia. Por supuesto, Francisco nunca engañó a estos sectores progresistas, que sabían que estaban siendo toreados con cesiones puramente cosméticas, cuando no engañifas palmarias, como aquellas bendiciones «truchas» a los homosexuales, tan similares a las que se dispensan a las mascotas en la festividad de San Antón. Pero en los sectores progresistas decidieron hipócritamente no revolverse contra Francisco porque entendieron que, si bien sus concesiones eran vacuas, al menos había instaurado un clima de confusión doctrinal que era el caldo de cultivo idóneo para que un Francisco II abrazase por fin el programa de reformas progresistas y acaudillase el anhelado cisma.

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