postales
Pinchazos
Yo buscaría entre los más jóvenes, quizás incluso adolescentes, y con unos rasgos comunes entre ellos: tímidos y poco agraciados
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Iniciar sesiónEl último 'fad', moda, grito o gilipollez en la guerra de sexos, pues se trata de una guerra con sus consignas, estrategias, ataques y retiradas, es el pinchazo que están recibiendo las jóvenes en su parte más carnosa cuando salen de noche a bailar o ... a tomar una copa con las amigas.
Esta nueva moda comenzó en las discotecas de Bélgica, Reino Unido y Francia, el otoño pasado, Y ahora, desde esta primavera, han comenzado a aparecer casos en Cataluña (la mayoría de ellos), el País Vasco, Bilbao, Andalucía, Castilla la Mancha, Asturias, Cantabria y Baleares.
La secuencia es idéntica en todos ellos: en la aglomeración que reina, una de las chicas del grupo siente la punzada y es presa de pánico. Alguna de las acompañantes recuerda ver a su lado a un joven de negro con una jeringuilla en la mano, pero, en la urgencia de comentarlo al resto y buscar un vigilante, lo pierde de vista. Todo termina en un hospital, donde la hacen todo tipo de pruebas sin hallar restos de drogas, especialmente las llamadas 'amorosas' por anular la voluntad y despertar el deseo sexual. Hay que decir que las pocas que han tenido consecuencias tras el pinchazo hablan de mareos, vómitos y dolores de cabeza, que pueden durar varios días, aunque puede deberse al 'shock' que las produjo el ataque, pero ninguna de ellas habla de violación.
La policía intenta dibujar un perfil del agresor, pero apenas hay rastros. Yo buscaría entre los más jóvenes, quizás incluso adolescentes –aunque hoy la adolescencia dura hasta los 30 años–, y con unos rasgos comunes entre ellos: tímidos, poco agraciados, y que han salido también a divertirse, aunque de una manera diferente a la de las mujeres. Ellas tienen un concepto diferente de la diversión. Y, además, por norma general, eligen con quién quieren estar. Y ahí, surge el conflicto interno de estos tipos. ¿Qué hace ese chico tras haber chocado con el «no es no» varias veces? Pues buscar una alternativa. Coger una aguja, buscar una chica entre la multitud, y esperar la oportunidad para pincharla y desaparecer lo antes posible. No ha sido un coito ni nada parecido, sino un sucedáneo, una alternativa, una gamberrada. Pero al menos no tendrá que volver a casa, como tantas otras veces, resentido, sino con algo que recordar, aunque sea sólo la excitación.
Aunque la idea ya está en marcha, espero no haber despertado nada nuevo en la imaginación de tantos adolescentes frustrados como hay hoy. La triste realidad, es que lo único que puede hacerse ante este grave delito es lo que la policía está haciendo: advertir a las chicas de que deben tener mucho cuidado con quién salen y dónde se meten. Y yo añadiría: si ven al lado o detrás un chaval con cara de no comerse una rosca, aléjese de él a toda prisa. Y a ellos, les diría, que una aguja sólo le permite impresionar a una mujer con un hermoso bordado.
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