POSTALES
Nueva Babel
El último envite es contra el español. Pensábamos que era el vínculo que unía a todos los españoles y resulta que es lo que nos separa
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Las lenguas, o idiomas como prefieren los filólogos, suponen uno de los grandes descubrimientos de la humanidad, comparable al de la rueda, las vacunas o los trasplantes de órganos. Cada especie animal tiene su idioma, la vaca bala, el pájaro trina o el lobo ... aúlla para entenderse entre sí, pero apenas han variado a través no ya de los siglos, sino de la eras. Mientras las lenguas humanas han dado un salto tanto o más grande que el que han experimentado las ciencias y las artes, ayudadas por la escritura, que perpetuó tal progreso. El discurso de Cicerón en su defensa 'Pro Archía' no ha sido superado en belleza y rotundidad jurídica por ningún orador desde entonces, y miren ustedes que los ha habido buenos.
Pero como no hay nada perfecto en este mundo, tales ventajas se han visto salpicadas por inconvenientes. El primero y más dañino es la mentira, usar el lenguaje para engañar o buscar provecho, habiendo tres formas de mentir: ocultar la verdad, decir lo contrario de lo ocurrido o inventarse un relato que nada tiene que ver con ello. Desde el 'libro de los libros' (la Biblia) hasta el último discurso de un político, el paso del tiempo nos ha dejado múltiples ejemplos. El talentoso Camba tiene un artículo fustigante sobre el mentir de los concejales, en el que sostiene que mienten como cada animal se expresa.
El primero que legitimó la mentira en la política fue Maquiavelo, que en 'El Príncipe' enseñó al gobernante a mantener su sillón sin respetar normas morales; desde entonces no ha hecho más que extenderse. Últimamente, sin embargo, le ha salido un competidor, Noam Chomsky, que tras descubrirse la miseria material y moral del comunismo, intenta reconstruir la izquierda a base de pseudofilosofía, pseudociencia y pseudolenguaje, con términos esotéricos, como llamar socialismo libertario al anarquismo, que a su vez justifica la violencia, con enorme éxito entre quienes dinamitan no ya el orden tradicional sino cualquier otro, especialmente los intelectuales frustrados y en países con problemas históricos o territoriales. España es uno de ellos, con guerras civiles en los siglos XIX y XX, que creíamos haber resuelto con la Transición, pero resulta que no es así.
El último envite es contra el español. Pensábamos que era el vínculo que unía a todos los españoles y resulta que es lo que nos separa. Pedro Sánchez ha logrado que las tres lenguas cooficiales le equiparen y Junqueras sostiene que la amnistía de cuantos se sublevaron en el llamado 'procés' ya está acordada sin que el presidente osara desmentirle. Ortega dijo que España era el problema, Europa, la solución. Ahora resulta que somos su maestra y le ha dado el alto. Menuda Torre de Babel íbamos a montar con una Europa de cincuenta estados, como parece que se propone en una nueva ampliación y como anteayer les explicaba en la Tercera.