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23J: ¿Fin o más sanchismo?

En política, la mentira no se admite como no se admiten los gases asfixiantes en las batallas terrestres

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José María Carrascal

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Aunque un refrán norteamericano recomienda «si no pueden vencer a tu rival, abrázate a el», consejo prudente donde los haya, hay personas que prefieren dar al enemigo metralla y, si es posible, una puñalada. Una de ellas es nuestro presidente de Gobierno, a quien no ... le gusta perder ni al parchís. Su reacción en estos casos es la descrita: cargar a la bayoneta contra quien te haya infligido el menor daño y, si es posible, anularle para siempre. Fue su reacción al serio traspiés que sufrió la izquierda en general a finales de mayo y todo su afán desde entones se ha centrado en impedirle sacar provecho de ello. Se me dirá que es lógico, la política no es ningún juego de niños ni, menos, de mayores, sino un arte de adquirir ventajas sobre los rivales con el menor daño posible. Hay, sin embargo, ciertas normas que no deben violarse, como en todos los juegos, y una de ellas es que la mentira. Sobre todo si es de tal calibre que puede decidir el resultado final de la contienda no se admite, como no se admiten los gases asfixiantes en las batallas terrestres, aunque se han usado incluso después de prohibirlos. Y da la casualidad de que Pedro Sánchez es un experto en ellas y le gustan más que a un niño un helado de tres sabores. No es nada extraño que lanzase su contraofensiva precisamente con una mentira de las gordas: identificando al PP con Vox, llegando en su refinamiento a empalmar ambos nombres y lanzando a todos los vientos, «PPVox, PPVox», ante el júbilo de sus seguidores. ¡Él, que se ha aliado con la izquierda más extrema, con Bildu, con los separatistas más furibundos y los mayores enemigos de España! ¿A cuántos españoles han asesinado los seguidores de Abascal? Y no me vengan con su machismo, que machistas los hay en todos los partidos, por no hablar de los centenares de maltratadores beneficiados por el dichoso «solo si es si». Vox es la extrema derecha del PP, de donde salió, como Más País y Sumar son la extrema izquierda del PSOE. Con la inmensa diferencia de que el PSOE de Pedro Sánchez, que lleva sus iniciales, PS, les ha hecho favores inmensos, como la excarcelación de parte de sus dirigentes y la rebaja de pena al delito de malversación; y no se olvide con quién se la está jugando y seguirán buscando lo que no quieren la mayoría de los espanoles. Me queda solo advertir a Feijóo que no se duerma en las encuestas y a Abascal, que no pretenda más de lo que realmente vale. Ya vio lo que ocurrió a Iglesias y a Rivera por creerse lo reyes del mambo.

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