El cuerno de Gondor de la izquierda

Y es descorazonador. El espectáculo de estos días, con el alcalde popular de Briviesca censurando una obra de teatro por motivos ideológicos sin que nadie en la dirección de su partido haya tenido el valor, la decencia y la dignidad de desautorizarle rotundamente, en público y sin ambages, ha sido, sencillamente, patético. Exactamente lo mismo que el veto de Vox en Valdemorillo a una obra de teatro de Virginia Woolf que trata la homosexualidad. Y ya, en unión y compañía, alcanzan la cumbre de la desvergüenza juntitos, cancelando en Cantabria la proyección de la película infantil 'Lightyear' porque aparecen dos mujeres besándose. En fin, si esto es lo que nos espera, desde luego, a la gente decente e inteligente –y suelen ser los mismos– nos van a tener enfrente.

Y, dicho esto, llama la atención la rotura general de camisas, el llanto agónico y el dolor roto de la autollamada gente de la Cultura –perdón por la mayúscula–, es decir, de los coristas de la cultura oficial, la de izquierdas, la facilona, la de abrevadero, 'festi' y batucada, la cultura-propaganda, la cultura-rebaño, la cultura de foulard, talk-show y Babelia. Han callado durante años ante todo tipo de cancelación, señalamiento, censura e insulto por parte del PSOE, de sus socios y de sus terminales mediáticas hacia todos los que no pensaban como ellos. Y ahora vemos que solo estaban agazapados, aletargados, esperando una señal. Y van saliendo, hablando el nombre de la verdadera cultura, o peor aún, de 'la moral', como si fuera suya o, en cualquier caso, como supieran de qué coño va tanto una cosa como la otra. Ha sonado el cuerno de Gondor de la izquierda. Ya llegan los compañeros y compañeras al rescate, comienza el baile del pesebre y la repentina indignación por la censura. Pues estaría bien, camaradas, que la próxima os indignarais antes. Digamos que, por una vez, cuando le venga mal al PSOE.