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una raya en el agua

La tentación autogestionaria

El colapso político está generando un pesimismo ciudadano que se parece mucho a una crisis de confianza en el Estado

Una carta perdedora

Ignacio Camacho

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Si en este momento se produjera una catástrofe en España, otra riada, un terremoto, un megaincendio –y no digamos ya un atentado, toquen madera–, los españoles tenemos la certeza de que la oposición echaría la culpa al Gobierno y viceversa. Con razones o sin ellas, ... apelando a causas remotas si no encuentran ninguna directa. La política del enfrentamiento alcanza su máximo grado de crispación en las tragedias donde los partidos en conflicto dan rienda suelta a la pulsión cainita de arrojarse las víctimas a la cabeza; eso sí, con la anuencia de una parte de la sociedad sumida en ese estado de reclamación perpetua que el ensayista Robert Hughes denominó con acierto 'la cultura de la queja'. Esa dinámica de confrontación ha provocado, como en Valencia, la justificada sensación popular de que no cabe esperar de las instituciones ninguna respuesta que no sea la destrucción recíproca y sus lógicas consecuencias sobre el crédito del sistema.

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