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una raya en el agua

Pájaros en mano

Las circunstancias han juntado las mutuas necesidades de Puigdemont y de Sánchez frente a los preceptos constitucionales

Teresa o la fuerza del instinto (5/9/23)

Una parodia de Tarradellas (4/9/23)

Ignacio Camacho

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Contra el vicio de pedir existe la virtud de no dar, dice el adagio. Puigdemont está en su derecho, o en todo caso en su interés, de exigir por sus escaños un precio político que no pagaría ningún dirigente sensato; el verdadero problema es ... que intuye, o quizá sabe, que Sánchez está dispuesto a otorgárselo. De ahí la extraordinaria arrogancia de su lista de peticiones, que no sólo incluyen el reconocimiento de la legitimidad del golpe secesionista como un impecable acto democrático sino una palinodia completa de la respuesta legal del Estado. Por más que los mecanismos mentales del prófugo no se rijan por el orden racional común, hay en su órdago algo que sugiere la convicción de que puede ganarlo, de que percibe en el Gobierno una abierta voluntad de pacto. Y esa percepción, fundada en precedentes recientes de 'cambios de opinión' elásticos, vulgo bandazos, es la misma que tiene hoy buena parte de los ciudadanos.

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