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una raya en el agua

Gobernar a pedales

La gestión del transporte no exige mayoría parlamentaria. Bastaría con dedicarle la misma atención que a la propaganda

El Suresnes de Sánchez

La hegemonía en los detalles

Ignacio Camacho

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El coche eléctrico no termina de arrancar en España por tres motivos básicos. Uno, porque es caro. Dos, porque aún no ha alcanzado suficiente autonomía para viajes largos. Y tres, porque no hay puntos de recarga para enchufarlo en un país donde casi veinte ... millones de automóviles 'duermen' cada noche aparcados al raso. Los dos primeros no son culpa del Gobierno pero el tercero le incumbe directamente y plantea la pregunta de a qué está dedicando los famosos fondos europeos. El parque móvil español, lamborghinis aparte, es antiguo, catorce años por término medio, y aunque la economía vaya como un cohete se venden muchos más vehículos de segunda mano que nuevos. Desde la pandemia, el precio de los turismos de combustión ha aumentado casi en un veinticinco por ciento, y aun así la diferencia con los de batería, en la gama más baja de ambos, es de entre cinco y diez mil euros. La amortización por ahorro de combustible no compensa el hecho de que el desembolso inicial es incompatible con la mayoría de los sueldos.

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