editorial
Koldo y sus despachos
Koldo no era un mero asistente del ministro Ábalos, sino el protagonista de un abuso de posición que convirtió su despacho en un auténtico centro de negocios particulares
Koldo y el comisionista hicieron del ministerio un despacho privado
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Iniciar sesiónLas revelaciones que siguen arrojando el procedimiento judicial y las investigaciones periodísticas del caso Koldo demuestran que la imbricación de la trama con el Ministerio de Transportes, cuando su titular era José Luis Ábalos, era absoluta. Tanto que, tal y como hoy publica ABC, ... el despacho con el que contaba Koldo García como asistente personal del ministro llegó a convertirse en un auténtico confesionario de empresarios que planteaban negocios sin el menor recato. Junto a Koldo y durante una etapa prolongada, era habitual ver allí también Víctor de Aldama, uno de los ejes de esta red de corrupción, comisionista acreditado y asesor también de Globalia en la etapa en que la matriz de Air Europa estaba necesitada de un rescate superior a los 700 millones de euros por la crisis ocasionada durante la pandemia. La presencia de Koldo y De Aldama en las instalaciones del ministerio, en pleno paseo de la Castellana de Madrid, no pasó inadvertida para los funcionarios del departamento ministerial, especialmente los que trabajaban en la 'planta noble'. Koldo le abrió las puertas tras haberse conocido años antes por intermediación de un empresario. En la práctica, De Aldama era uno más. «Está por aquí como Pedro por su casa», ha llegado a decir coloquialmente a ABC un testigo de aquellas citas. De hecho, se convirtieron en algo muy habitual y hubo momentos, coinciden las fuentes consultadas por ABC, en que «estaba todo el día allí metido». Tanto abusaron de esta anomalía, utilizando una institución pública como coartada para atraer a empresarios interesados en relacionarse con Transportes, que cuando Ábalos tuvo conocimiento de que ya era algo ampliamente conocido, llegó a ordenar a Koldo García que no permitiese más veces el acceso de De Aldama a la sede del ministerio.
Esta secuencia de hechos demuestra que Koldo no era un mero asistente del ministro Ábalos. Era el protagonista de un abuso de posición porque, a ojos de los empresarios y por la autoridad que le confería tener un despacho en el ministerio y una cercanía y confianza sobresaliente con el titular de Transportes, convirtió su despacho en un auténtico centro de negocios particulares. El argumento de que no podía haber 'culpa in vigilando' del ministro, o de que, como dijo el propio Ábalos, simulando estar estupefacto hace unas semanas por la detención de Koldo García, no es creíble. Era conversación común que De Aldama disponía de un privilegiado acceso al ministerio cuando y como quisiera. Ni siquiera la trama cubría las apariencias para reunirse de forma más reservada, por ejemplo, en otros lugares, como ocurrió muchas otras veces en una marisquería. Ni se ocultaban. Durante meses, la utilización de aquel despacho en una institución pública como es la sede de un ministerio fue constante, y eso nos retrotrae a otros episodios, en otras épocas, en las que se utilizaban de modo oportunista despachos oficiales de organismos públicos –la Guardia Civil o la Delegación del Gobierno en Sevilla– para negocios inconfesables, cuando no prohibidos. Tiene incluso un punto de obscenidad política la utilización espuria de despachos oficiales pagados por todos los españoles para convertirlos en un núcleo de comisiones y mordidas y, en definitiva, en un nido de corrupción.
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