la defensora del lector
¿Dónde está la noticia?
El periódico se enfrenta al reto de dar sentido a lo que pasa, de avivar la conversación sobre los temas que considera relevantes para sus lectores
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Iniciar sesiónManuel Casado, lector del diario, me comenta que en varias ocasiones ha abandonado la lectura de una noticia al hacérsele difícil encontrar en las primeras líneas la información básica que le permitiera situarse. A su juicio, esta es una consecuencia del progresivo abandono de la ... pirámide invertida como forma de elaborar los textos periodísticos que, de manera tradicional, solían responder en sus primeros párrafos a las cinco preguntas básicas, conocidas como las 5 W (qué, quién, cuándo, dónde y por qué), para esbozar los elementos esenciales para el lector.
Jesús García Calero, director de ABC Cultural, es muy consciente de este cambio de paradigma que, apunta, se debe a motivos diversos. El más evidente es que la convivencia constante con las pantallas, sobre todo el móvil, ha modificado la manera de leer, haciendo que la edición del día ya no sea el lugar para buscar noticias. Lo habitual es que las noticias nos busquen o nos encuentren a través de las diversas plataformas o redes sociales. Esto implica que cuando el lector abre el periódico del día, en su versión en papel o en digital, ya conoce los aspectos básicos de la información, lo que obliga al periodista a buscar otros elementos que destacar, como el contexto o los distintos enfoques y perspectivas. Incluso, apunta Calero, a arriesgar en el modo de contar.
Y explica este punto con una experiencia reciente en la sección de Cultura con motivo del enfoque que Natividad Pulido dio a la noticia sobre el cambio de dirección del Museo Reina Sofía. Si bien la información esencial, el nombre y los datos básicos del elegido, estaba en el titular y en el subtítulo, el primer párrafo abre con un recorrido por los otros nombres descartados para el puesto, lo que podría parecer menos relevante que el perfil del nuevo director, Manuel Segade. Pese a reconocer sus dudas iniciales, explica Calero, finalmente entendió el sentido de la apuesta de la periodista porque cuenta la historia que rodea el nombramiento y permite al lector entender las distintas consideraciones que hay detrás de un cargo de esta naturaleza. Y es que, en esta época donde la información es muy fácil de obtener, el periódico se enfrenta más que nunca al reto de dar sentido a lo que pasa, de avivar la conversación sobre los temas que considera relevantes para sus lectores.
La argumentación de Calero no está lejos de lo que confirman algunas recientes investigaciones académicas que constatan el abandono de la pirámide invertida y la emergencia de nuevas narrativas para la información. Se reconoce que durante décadas se aceptó esta convención como esencial al ejercicio periodístico, pero los últimos años han puesto en duda que sea la manera más eficaz en todos los casos, de contar una noticia. No es posible olvidar que el lector recibe infinidad de contenidos de manera constante, y el esfuerzo del periodista debe concentrarse en hilarlos y presentar una historia que tenga sentido, que plantee preguntas o que suscite el pensamiento crítico. Y para ello, el periodista tiene a su disposición una creciente lista de elementos que pueden enriquecer su narración.
Calero es consciente de que a algunos lectores esta transición puede producirles un cierto rechazo que a veces refuerza una mala práctica ocasional, como cuando en el esfuerzo por ser original, el periodista olvida aportar los datos más básicos de la información.
La preocupación de Manuel Casado, catedrático de Lengua Española y antiguo decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, probablemente radique en el entusiasmo con el que en ocasiones nos deshacemos de modos de hacer sin recordar que han estado vigentes durante muchos siglos por algún motivo. La estructura narrativa detrás de la pirámide invertida se la debemos ni más ni menos que a Aristóteles.
Por eso pienso que la reflexión sobre las narrativas informativas ha de ser al mismo tiempo ágil y cauta y requiere, una vez más, un ejercicio periodístico no al servicio del profesional, sino de los lectores.
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