Después, 'naide'
Se van a enterar los rusos
He pensado que podríamos lanzarle nuestra diplomacia como piden los de Podemos y enviarles una lluvia de reglamentación sobre plásticos no reciclados, la prohibición de cazar lobos o de castrar a los perros
El precavido que hay en ti
Piedad de los cabizbajos

Cantaban Polanski y el Ardor '¿Qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS?' y mi padre, girándose, me preguntaba: «¿Y tú, qué harías, eh?». Yo me encogía de hombros ante la pregunta, y él respondía: «Pues mira, Chapuli, yo haría una tortilla ... de patatas con cebolla», y en otra ocasión aseguraba: «Pegarle un pellizco a tu madre». O enunciaba cualquier otro plan que le pareciera divertido, y se reía mucho porque en el fondo consideraba que un ataque de los rusos no era una posibilidad a tener en cuenta. Cuarenta años después, si nos ataca Putin, a ver qué hacemos.
He pensado que podríamos lanzarle nuestra diplomacia como piden los de Podemos, ahí, bien de diplomacia en toda la boca. También podríamos enviarles en trayectoria parabólica una lluvia de reglamentación sobre plásticos no reciclados en el transporte, las fechas de la media veda, la prohibición de cazar lobos, de castrar a los perros y el examen que te iban a hacer para tener un chihuahua. La encuesta de Marlaska a los huéspedes de los hoteles, la prohibición de los pesticidas y el habitual desarrollo reglamentario para no talar ni un arbusto, ni limpiar el cauce de un río. El desmantelamiento de Almaraz y de otras nucleares puede resultar un arma temible combinado con aquel discurso en el que una moza se quejaba de que los gallos violaban a 'les gallines'. Urtasun descolonizando museos, sacando momias y descolgando cuadros; esa será nuestra arma secreta. Arrojemos a los malvados rusos unas versiones revisadas de 'Alicia en el país de las maravillas', un informe sobre el heteropatriarcado en la pintura de Sorolla o a Pérez-Reverte reeducado y diciendo que se escribe 'niñes'. Y teorías de Errejón sobre el capitalismo límbico. Bombardeemos San Petersburgo con sororidad, sororidad de racimo de yo-te-creo-hermana, señoras borrachas llegando solas a casa y biquinis de la talla 38 para que les opriman bien oprimidos.
A Yolanda Díaz habría que mandarla al frente a decirles guapos en todo el casco
Yo a los rusos les aplicaba el 'solo sí es sí', el Nutriscore según el cual comer jamón te sienta mal y del vino de Pitarra mejor no hablamos, los cotos de pesca sin muerte y los protocolos del lince. Lluvia de gafas con perspectiva de género, e informes de igualdad para construir autopistas, servir tapas de ensaladilla, organizar festejos del Bombero Torero y unos formularios para cambiarse la identidad que vengan en las cajas de cereales. Y a la asociación esa de maderos que se hicieron mujeres lesbianas con aspecto masculino para acceder a los puestos de promoción en la escala jerárquica, aquella cuya presidenta se llamaba Juan Ramón. Protocolos para dar a luz en la bañera de tu casa, almendras centrales, tope de precios al alquiler, y 700.000 fijos discontinuos de los que no aparecen en las listas del paro pese a que no trabajan.
A Yolanda Díaz en plan 'matria' habría que mandarla al frente a decirles guapos en todo el casco. Yolanda sonriendo –una vez entré sonriendo en un bus en Siberia y casi me detienen por loco– y María Jesús Montero tocando las palmas arrebatadas de un sanchismo como de verdiales. Quién quiere armas nucleares teniendo el traspaso de competencias de inmigración a Cataluña, el concierto fiscal, la selección vasca de fútbol y un montón de facturas de la Faffe. Arrojemos a los rusos los pinganillos del Congreso: se van a enterar.
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