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6-D: La España amnésica
No hay recuerdo para las víctimas de ETA en el discurso de Armengol pero sí para las de la dana
Europa tampoco se chupa en dedo
El 'método Letizia'
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Iniciar sesiónEspaña ha cambiado tanto desde que Pedro Sánchez llegó a Moncloa que en el discurso de la presidenta del Congreso por el Día de la Constitución ya no caben las víctimas del terrorismo. La falta de recuerdo no es un olvido puntual de Francina Armengol. ... Como el resto de degradaciones sanchistas, el borrado de las 858 personas que asesinó ETA y del dolor que causó a más de 10.000 incluyendo heridos, secuestrados y amenazados se ha ido produciendo paso a paso para que la sociedad lo fuera digiriendo. En lo que tiene que ver con la Presidencia del Congreso el proceso lo inició Meritxell Batet con sus discursos del 6-D, pero Armengol lo tiene tan aprendido que este año no ha visto incoherencia en prometer a las 238 víctimas de la dana que no las «olvidaremos jamás», mientras hacía como si nunca hubieran existido las de ETA.
La actual presidenta del Congreso ha perpetrado el borrado poco a poco. En 2023, en su primer discurso por la Constitución, no se refirió a las víctimas pero sí a la banda terrorista. «Somos el pueblo que acabó con el terrorismo de ETA». dijo. Doce meses después, en 2024, avanzó un poco más y borró su nombre. Quizá porque a Arnaldo Otegi le había molestado la mención del año anterior. Lógicamente, es más difícil blanquear la actividad terrorista de la banda si alguien recuerda cada año que existió. «La ofensiva terrorista repuntaba con dureza», se limitó a señalar Armengol, en genérico, en su repaso sobre cómo estaba España 46 años atrás. Y ya este año tenemos el borrado completo: ni víctimas, ni ETA, ni siquiera terrorismo.
En esta inyección de anestesia colectiva hay víctimas colaterales. Son las 192 que perdieron la vida el 11-M y las 16 que lo hicieron el 17A (Barcelona y Cambrils). Ellas también se han quedado sin hueco para ser recordadas en el discurso más importante del Día de la Constitución. La operación política sería muy evidente si Armengol solo las recordara a ellas o si solo condenara al terrorismo yihadista. Por tanto, la presidenta del Congreso lo olvida todo y hace como si España nunca jamás hubiera sufrido un atentado.
Las víctimas de la dana tienen la suerte de que Armengol quiera colocarlas en el lado del muro en el que está Pedro Sánchez. Para la presidenta del Congreso, en cambio, las víctimas de ETA pertenecen al otro lado del muro y no merecen recuerdo ni homenaje porque molestan al que para muchos ministros es «el socio más leal» del Gobierno, EH Bildu. Por encima del ruido de Salazar, Ábalos, Koldo, Cerdán y Puigdemont, ésa es la reflexión más triste y más profunda que deja este 6-D. La falta de entendimiento entre los dos grandes partidos no es una consecuencia de la polarización sino una estrategia perfectamente diseñada que avanza cada año, que atraviesa ya a todas las capas de la sociedad y que expulsa del diálogo con el Estado a cada vez más colectivos, víctimas por la libertad incluidas. Es una degradación no reversible mientras Sánchez siga en Moncloa.
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