el batallón
Un cucharón de aceite de hígado de bacalao
En el sanchismo todo tiende a la demasía: cuando algo parece insuperable en su impertinencia y daño surge otra cota para el bochorno
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Denlo por hecho porque apenas nos queda saber el diámetro... Hablamos de lo que va a medir la rueda de molino con la que Sánchez va a querer que esta vez comulguen los españoles con el fin de que se traguen el cuento de la amnistía y la autodeterminación ... que le imponen sus costaleros. Se intuye enorme el armatoste de excusas y pamemas jurídicas que se escucharán estas semanas. Será incluso de unas dimensiones desproporcionadas respecto a antiguos atropellos al sentido común, la ley, la igualdad y la justicia que los ciudadanos han tenido que deglutir sí o sí, a la fuerza, como aquellas agraces cucharadas de la famosa Emulsión Scott, concentrado de aceite de hígado de bacalao, tormento infantil, que se despachaban antes para despertar el apetito de los chavales: «Deja de quejarte de cómo sabe y traga esto, tonto. Si es por tu bien...». Tan enorme será la nueva rueda de molino de Sánchez con la amnistía, la autodeterminación o el pacto fiscal que a estas alturas la ingesta de los indultos y la eliminación de la sedición y la malversación (para que los amnistiados puedan volver a intentar el golpe más cómodamente) ya casi nos parece como si nos hubiéramos tragado una milonga del tamaño de aquellos ruedines de la bici, por volver al símil de la infancia.
En el sanchismo todo tiende a la demasía, incluso cuando algo parece insuperable en su impertinencia surge otra cota para el bochorno, otro nivel en el atropello, un nuevo campamento en ese himalaya de despropósitos protagonizado por Sánchez y su 'troupe', que han montado un entretenido circo de tres pistas, con los ciudadanos en el papel del tragafuegos y la democracia haciendo de mujer barbuda. Todo es abundante, pues, en el sanchismo, que funciona aparentando ser una especie de isla de promisión ideológica que conduce a la felicidad de la gente, directamente al 'progreso'. Así, entre plancha y cohete, Yolanda Díaz encuentra hasta veinte juristas (¡veinte!) que avalan la constitucionalidad de la amnistía. Pocos parecen si tenemos en cuenta que para el programa electoral de Sumar reclutó a un millar de presuntos expertos; eso sí, a ninguna de esas mil eminencias, ¡cráneos privilegiados!, se le ocurrió entonces proponer lo de la amnistía a golpistas del 1-O.
Decimos que el sanchismo tiende a la demasía, que nunca se para en medias tintas cuando se propone algo ni racanea en la demogogia porque normalmente trata de aparentar que lleva razón acompañando todo de grandes números, «a la verdad por la abundancia». Por ejemplo, para justificar el referéndum, los asesores de Aragonès (ERC es 'camisa vieja' del sanchismo) le han encontrado hasta cinco vías a la secesión, todo una plétora de caminos que hacen inevitable que el Estado –ese 'malvado ogro' que somete a los catalanes– les deje ser independientes.
Y si alguien duda de que todo está ya escrito, por ahí se intuye la figura de Cándido con el cucharón sopero de hígado de bacalao haciendo el avioncito para que abras la boca: «No te quejes y traga, tonto... Si es por tu bien».