casa de fieras
¿Y a ti qué te importa dónde estudien sus hijos?
La vida se dibuja en una escala de grises: nada es blanco o negro; quien no lo haya entendido tiene un problema
Fite, ¿tú sabías…?
Algunas calles como Valderribas
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Iniciar sesiónEsta semana anda el foro revuelto porque Irene Montero y Pablo Iglesias van a llevar a sus hijos al colegio. Los inquisidores están indignados y los excompañeros traicionados; no han elegido el público más cercano sino el que les ha dado la gana. No ... entiendo el problema. Se llena el ambiente tóxico de las redes con declaraciones de Iglesias condenando la privada en favor de la pública. Sigo sin entender el problema. Creo que no es incompatible defender la educación pública con llevar a tus hijos a un colegio privado o concertado. Pero lo que más me escama de este tema es que se diga y se cuente el colegio elegido, pasándose por el forro la privacidad y la seguridad de tres inocentes por ser hijos de quienes son.
De la utopía a la realidad hay una muga que no se puede cruzar. No hay atajo que lo permita. Eso es algo que Iglesias ha comprobado. Del Podemos de 2013 al de 2025 está la prueba. Pero que escritores y periodistas le dediquen un solo minuto al colegio de los hijos de Irene y Pablo dice mucho más de quien lo firma que cualquier contradicción en el mensaje que denuncian. ¿Acaso Pablo Iglesias por defender lo público no tiene derecho a elegir libremente lo que el sistema le permite? ¿Somos un país tan justiciero que no toleramos un gesto entre el discurso y la práctica? La vida se dibuja en una escala de grises: nada es blanco o negro. Quien no lo haya entendido todavía tiene un problema con el que envejecerá a golpe de remordimiento y rebote permanente.
Un padre, una madre, un tutor, siempre va a querer lo mejor (a su alcance) para sus hijos. Sobre todo, no comprendo que la decisión moleste tanto a quienes defienden la elección libre de educación cuando, precisamente, esta decisión de Irene y Pablo les da la razón. Ya está. Con ese gesto sobra. Hay que ser un poco más elegante en la contienda, tener un mínimo de altura, entender las cosas. Pero lo que es miserable, rastrero y mezquino, es la actitud y la cobardía de quienes andan por ahí publicando textos como si ganaran batallas. ¡Otra contradicción! ¡Acabáramos! ¡Menudo jeta!
Se atribuye a Churchill (no hay prueba de ello) la cita de que «una persona con veinte años si no es de izquierdas no tiene corazón, pero sí lo sigue siendo con cuarenta lo que no tiene es cerebro». Al final se trata de madurez y de entender que no todo es tan nítido como nos gustaría. Ya decía Camba aquello de «la envidia de los españoles no es aspirar al coche del otro, sino a que el otro se quede sin coche». Cualquiera diría que mi gremio siempre ha hecho de sus sólidos principios su hoja de ruta. Esta decisión de estos padres demuestra que su discurso polarizador tenía algo de postureo. Irene y Pablo se están haciendo mayores. Los extremos se rozan. Acabarán votando a Vox.
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