El facturón que nos dejará Sánchez

Pedro Sánchez nos vuelve a endeudar hasta las cejas para no arreglar absolutamente nada. Tampoco revisa las ineficaces medidas que existen contra la pobreza, ni plantea partidas serias para los maltratados trabajadores de clase media que cada día están más cerca de convertirse en clase baja. No hay compromisos firmes para facilitar la actividad de los emprendedores, un plan de inversiones sensato, o medidas para apuntalar los servicios públicos. Máximo gasto para seguir con los mismos desequilibrios.

No es que resulte sorprendente pero el Gobierno vuelve a emplearse con los votos fáciles: subida de salarios a los funcionarios y de pensiones a nuestros ancianos. Pero, es de justicia decirlo, ni unos ni otros son los que peor lo están pasando económicamente. Pedro Sánchez tampoco se olvida de los miles de amigos colocados en el sector público por unos y otros partidos, y les preserva el sustento al mantener las duplicidades de la Administración. Las nuevas cuentas se resumen, en definitiva, en mucha propaganda y más dinero malgastado.

Ahí no queda todo. Al nuevo Presupuesto hay que añadirle una factura que ni vemos ni conocemos, pero que llegará en forma de lluvia de millones a los independentistas, nacionalistas y regionalistas cuyos votos necesita Sánchez para sacar las nuevas cuentas adelante. Un día nos enteraremos del botín que obtendrá el PNV, otro del que arrancarán ERC y EH Bildu..., y el Gobierno aún tendrá que regar a Nueva Canarias, Más País, Compromís, Teruel Existe, el PRC o PDECat. Como en años anteriores, podemos dar por sentado que estas negociaciones traerán más gasto y no solucionarán -dudo que siquiera lo intenten- alguno de los muchos problemas que tiene el país.

Es un esfuerzo vano intentar adivinar qué hará el Gobierno para cuadrar las cifras tras comprar los votos de sus socios. Teniendo en cuenta que los nuevos Presupuestos se sustentan sobre previsiones económicas que Nadia Calviño y María Jesús Montero saben de sobra que son ficticias, es evidente que la responsabilidad no está entre sus prioridades. El Gobierno sanchista nos va a dejar una factura tan cara que pueden reírse de la que nos hizo pagar José Luis Rodríguez Zapatero.