El campeón y los derrotados
Francia demostró ser un Estado fallido, derruido por la socialdemocracia invalidante
Ignacio Camacho: Contad si son catorce y está hecho
Manuel Marín: La rutina de la fabada
José F. Pélaez: Viva la Blanca Paloma
Esto es el Madrid y los que no somos del Madrid asistiremos siempre atónitos al misterio. Iba casi a escribir “misterio” en mayúsculas. El rival se hizo al principio -según el eterno ritual- la ilusión de que iba a ganar, hasta que la Historia volvió ... a coger carrerilla y Vinicius se llevó la decimocuarta por delante. Los ingleses asistieron con impotencia e incredulidad al desenlace, pero no pueden decir que no estuvieran avisados. Con qué poco le basta al Madrid, y eso que le atracaron un gol con el inconcebible colaboracionismo del VAR. Pero la emoción de otra noche mágica no puede dejar en el olvido la aparatosa incompetencia de una UEFA podrida de corrupción y dramáticamente superada por los acontecimientos. Fue un milagro que no hubiera víctimas mortales en las avalanchas que se produjeron en los accesos al estadio. La Superliga ha dejado de ser una opinión para convertirse en una necesidad. Del mismo modo, Francia demostró ser un Estado fallido, derruido por la socialdemocracia invalidante, con una policía que no sólo no ayudó en nada sino que contribuyó con su torpeza e inoperancia al monumental desastre. Ganó el Madrid, sí, pero el Liverpool no fue principal derrotado.