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Mayte Alcaraz

La puerta giratoria de Irene y Pablo

Cuando uno intercomunica su vida privada con la política ha de gastar piel más gruesa

Mayte Alcaraz

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Hay 348 diputados en el Congreso de cuya vida privada apenas sabemos. De algunos no tenemos noticia ni de su estado civil. Solo trascienden sus detalles íntimos cuando son nombrados para cargos relevantes y a los periodistas nos toca trazar un perfil más personal, que ... incluye en muchos casos una foto del pobre cónyuge, ajeno a esta pomada periodística. Luego hay casos excepcionales: el presidente Rajoy asume con deportividad la curiosidad que genera su esposa, Elvira Fernández, remisa incluso a acompañar a su marido en actos públicos y viajes, salvo los estrictamente necesarios. La reciente visita a China fue una de esas excepciones que confirman la regla. También hay ministras como Dolores de Cospedal a la que hemos visto, para su sorpresa, en bañador y además su marido es pieza recurrente para la oposición cada vez que se quiere emponzoñar su gestión política. Un líder nuevo, como Albert Rivera, también ha despertado a la portera (o portero) que todos llevamos dentro y su pareja, Beatriz Tajuelo, ha terminado siendo carne de cañón en algunas revistas y periódicos. En todos los casos el interés es solo en una dirección.

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