TIEMPO RECOBRADO
Ave fénix
Es el político nacional que mejor encarna la voluntad de poder, tal y como la entendía Nietzsche
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónUno de los análisis más generalizados después de las elecciones andaluzas es que la derrota del PSOE acelera el cambio de ciclo y que Pedro Sánchez está acabado políticamente. Quienes piensan en que es imposible que el presidente del Gobierno resurja de sus cenizas como ... el ave fénix probablemente se equivocan. Y ello porque Sánchez es un fajador nato, capaz de levantarse de la lona cuando está noqueado.
El rasgo más característico de su trayectoria es su carácter de superviviente. Ya creyó matarle su propio partido cuando le apartó de la secretaría general y muchos le dieron por muerto tras perder sus primeras elecciones generales. Pero Sánchez resistió y acabó con Rajoy en una moción de censura en la que demostró su habilidad táctica para buscar aliados.
Al igual que Escarlata O'Hara juró que jamás volvería a pasar hambre, Sánchez se emplazó a no permitir que los barones y los cuadros del partido le arrebaten de nuevo el poder. Y se prometió a sí mismo que haría todo lo que estuviera en sus manos para ser presidente del Gobierno y permanecer muchos años en el cargo.
Sánchez es duro, valiente y no se achica ante los retos. Y además piensa en su fuero interno que el fin justifica los medios. No tiene miedo a nadie, ni duda en cortar cabezas si está en juego su supervivencia. Si es preciso romper con Podemos porque se ha convertido en un lastre, no dudará ni un momento en hacerlo.
Es el político nacional que mejor encarna la voluntad de poder, tal y como la entendía Nietzsche, que no tiene nada que ver con el afán de dominación ni la pulsión de destruir al adversario. El autor de 'El origen de la tragedia' concebía el término como un impulso de la voluntad que se sobrepone a las circunstancias más adversas, como una reivindicación del yo frente a la coerción de un entorno hostil.
Si Nietzsche se burlaba de la moral de los corderos, Sánchez apuesta por una reinvención de la política que pasa por disponer de cualquier medio que le permita mantenerse en La Moncloa. Para él, lo esencial no son los programas ni las ideas, sino su capacidad para sobrevivir a la adversidad. Cree que, si se carece del poder, ya no es posible hacer nada. Todo gira en torno a la supervivencia, convertida en valor supremo.
Los discursos y las alianzas son cambiantes y negociables, pero no lo es el ejercicio del mando. Fuera del partido y del Gobierno no hay futuro para quien ha conocido las amarguras de la humillación y luego ha saboreado las mieles del éxito.
Los demás líderes políticos son prescindibles. Ya lo vimos con Pablo Casado. Pero Sánchez no lo es. Ha creado las condiciones para que una derrota suponga una debacle sin precedentes para el PSOE. O él o el caos. Morirá matando. Ya lo dijo Nietzsche: no soy un hombre, soy un campo de batalla. Por eso, es tan peligroso.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete