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EDITORIAL ABC

Mal CIS para PP y PSOE, ilusionante para Cs

Sin la recuperación de un proyecto ilusionante, creíble y acorde con muchos valores propios que el PP ha ido difuminando, no será suficiente para remontar las tendencia recesiva que detecta el CIS

Banderas con los logotipos del PP, PSOE y Cs José Juan Gámez Kindelán

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El sondeo del CIS hecho público ayer, cuya muestra fue realizada en plena tormenta del «mastergate» de Cristina Cifuentes, resulta muy adverso para el PP y el PSOE, esperanzador para Ciudadanos por su sostenida tendencia creciente y decepcionante para Podemos, que parece ir asumiendo su ... papel de cuarta fuerza política en España, muy lejos de los tiempos en que Pablo Iglesias daba por hecho un «sorpasso» al PSOE. En el PP habrá quien observe el vaso medio lleno o medio vacío. Sin embargo, los datos objetivos de la encuesta son reveladores: pese a mantener el mérito de ser el partido más votado, su 24 por ciento es el peor dato recabado por el PP en toda la serie histórica, pierde nueve puntos respecto al resultado obtenido en las últimas elecciones generales, se deja 2,3 puntos más respecto al sondeo de enero, y sus votantes tienen la peor valoración de Rajoy conocida desde que lidera el partido. Es cierto que faltan dos años para las elecciones generales, pero si los sondeos sirven para reflejar tendencias y analizar la evolución de expectativas, el PP sigue perdiendo votos, que emigran inexorablemente hacia Ciudadanos sin que aún Génova pueda determinar si ya ha tocado fondo o no. No obstante, hay otro dato objetivo que sí favorece al PP. Sufriendo el desgaste de numerosos casos de corrupción, el encarcelamiento de altos dirigentes del partido, la salida forzada de Cifuentes y el deterioro del liderazgo de Mariano Rajoy, lo cierto es que mantiene un soporte electoral que otros partidos, en mejores condiciones y con optimistas expectativas de futuro en términos de opinión pública, no consiguen superar. Es un síntoma de esperanza para Génova, toda vez que el PP -y también el PSOE- estiman que el voto a Rivera está sobredimensionado gracias a un viciado efecto simpatía y a la lejanía de los comicios. Pero es un pírrico consuelo para un PP al que ya no bastará solo con atacar a Ciudadanos. Sin la recuperación de un proyecto ilusionante, creíble y acorde con muchos valores propios que el PP ha ido difuminando, no será suficiente para remontar.

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