Juguete de oportunistas
Es el propio juez quien alimenta la leyenda en virtud de la cual no hay guiso apetitoso en el que no quiera meter la cuchara aunque su competencia sea más que dudosa o entre en conflicto flagrante con otra jurisdicción. Memoria histórica, ilegalización del entorno ... de ETA y ahora Guantánamo. Sólo después de que un grupo de abogados en defensa de «dignidad de los presos y presas de España» presentara hace una semanas una querella contra los asesores jurídicos que «inventaron» el limbo de Guantánamo, cae en la cuenta Baltasar Garzón de que tenía abandonada en un cajón desde hace cinco años una denuncia del talibán español Hamed Adderramán Ahmed por torturas sufridas durante su cautiverio de tres años en esa prisión.
¿Por qué no ha tramitado esa denuncia hasta ahora? Porque en estos momentos, cuando la administración norteamericana ha abierto el melón de «los interrogatorios duros» (sic) que se practicaban en la base y se ha entablado un debate sobre posibles responsabilidades penales, es cuando existe menos motivo para que intervenga una jurisdicción ajena a la de EE.UU. El principio de subsidiariedad que rige la jurisdicción penal universal exige que el país que es competente en primer lugar haga dejación de sus obligaciones para que los tribunales de otro puedan actuar en delitos contra la humanidad.
Ya en su día Conde-Pumpido tachó de fraudulenta la primera querella porque pretendía «convertir la jurisdicción penal internacional en un juguete en manos de personas que buscan protagonismo». La oportunista causa abierta posteriormente por Garzón habrá ratificado al fiscal general en su convicción. Y a nosotros en la nuestra.
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