Suscribete a
ABC Premium

El ángulo oscuro

La mayor locura

España ya no pude mirarse en el espejo de Cervantes

Juan Manuel de Prada

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Chesterton juzgaba el suicidio «mal definitivo y absoluto», porque a diferencia del asesinato, que mata a otro hombre, el suicidio mata a todos los hombres, aniquila al mundo entero. Cuando rompemos el vínculo con el ser, destruimos espiritualmente el universo.

¿Y qué decir de ... una época que consagra legalmente este aniquilamiento? No puede ya llamarse civilizada, pues ha entronizado el virus de la desesperación, que cuando se cuela de rondón en las comunidades humanas acaba por gangrenarlas; y que, cuando es entronizado, provoca su disolución en medio de horrores abominables que hoy todavía no podemos ni imaginar; pero que terminaremos probando en nuestras propias carnes, o en las de nuestros hijos. Porque allá donde no se protege el vínculo con el ser, el «derecho a la vida» acaba degenerando en un «permiso para vivir» que concede graciosamente el poder establecido, o la convención social aceptada por las masas cretinizadas.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia