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Saber perder... y ganar

El 4 de mayo hubo en Madrid elecciones y nadie parece haberse enterado. El Gobierno central se empeña en decir que no van con él

«Los españoles somos capaces de un 2 de mayo. De lo que no somos capaces es de un 3, un 4, un 5», nos decía nuestro profesor de Historia del bachillerato, hará pronto un siglo. Ahorrándose la explicación, pues tampoco estaban los tiempos para ... ello. Nosotros nos mirábamos sorprendidos, pero tampoco se la pedíamos. Y como aprobaba a todos, hemos necesitado llegar al final de nuestras vidas para entenderlo. Es verdad que hay momentos en nuestra historia de los que estar orgullosos. Pero también los hay que empujan a la melancolía por no decir las lágrimas. Como los presentes. Cuando habíamos logrado lo que generaciones y generaciones habían soñado: vivir en una democracia, que si no es la forma perfecta de gobierno es la menos mala; estar en Europa, que se nos venía negando dado nuestro retraso económico y político; tener una clase media, inexistente hasta hace poco; éxitos en diversos campos, los deportivos sobre todo, pero también en artes y ciencias; ser visitados al año por más de 80 millones de extranjeros, el doble de nuestra población, en busca de lo que no tienen en su país, más alguna otra cosa, parece que estamos dispuestos a tirar todo por la borda para dedicarnos a nuestro entretenimiento favorito, que no es el fútbol ni los toros, sino pelearnos entre nosotros. Es lo que ha traído a mi memoria la frase de mi profesor.

El 4 de mayo hubo en Madrid elecciones y nadie parece haberse enterado. El Gobierno central se empeña en decir que no van con él, cuando las perdió como partido y como contendiente al haberse planificado desde La Moncloa. De seguir negándolo, llegan las próximas y se llevan no ya otro susto sino la orden de desahucio. En cuanto al PP, bien están los aplausos y abrazos, pero mejor haría en completar el cierre del partido con los restos de Ciudadanos, que representan el centro puro, hasta Vox, que representa la derecha más dura, aunque pueden, y deben, coexistir si pretenden afrontar la herencia del actual Gobierno tanto en el terreno político como en el económico, pese a los fondos europeos, si llegan y se aplican bien, cosa bastante dudosa. El Partido Popular tiene que tener perfectamente diseñado un plan de recuperación, basado en los tres pilares que dieron la victoria a Ayuso: la unidad de España es innegociable. La libertad de los españoles en el terreno económico y político es imprescindible para que el país funcione. Y se acabaron los complejos ante la izquierda y los secesionistas. La gestión de la pandemia en el País Vasco, con máximos de contagiados, y de la Generalitat en Cataluña, donde no consiguen formar gobierno, muestra que independientes serían una auténtica calamidad devorados por sus extremos.

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