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¿Quién teme a Vox?
El experimento de Castilla y Leon nos dirá si Vox es sólo el extremo de la derecha o la derecha en general. ¿Es lo que teme la izquierda?

La izquierda, desde la moderada socialdemocracia al más furibundo comunismo, ha arremetido contra el pacto PP-Vox para formar gobierno en Castilla y León como si se tratase de otra pandemia o de un meteorito como el que acabó con los dinosaurios. ¿A qué viene ... tanta alarma? «El PP pagará caro abrir la puerta a la extrema derecha», ha dicho Pedro Sánchez. De ser así, debería estar encantado pues le garantizaría la reelección sin necesidad de socios molestos. Incluso el líder del Partido Popular Europeo, Donald Tusk, se unió a la cacería, calificándolo de «capitulación», lo que sorprende pues es una personalidad tanto en su país, Polonia, donde ha sido más años presidente que ninguno, como en Bruselas, donde presidió el Consejo Europeo. Pero resulta que Polonia, con Hungría, son los países que más problemas tienen con la Unión Europea, rebelándose contra su Justicia y estando al borde de la ruptura, al considerar su Tribunal Constitucional que sus leyes tenían preferencia sobre las europeas. Así que, señor Tusk, menos lecciones de europeísmo y más arreglar los problemas de casa. Alguien le ha vendido una burra tuerta y cojitranca y usted se la ha comprado sin notarlo. Menudo ojo.
Dentro de España, lo que más gracia tiene es que todos los costaleros de Sánchez no objetan que forme gobierno con partidos antisistema, separatistas e incluso descendientes de ETA, pero encuentran inadmisible que se pacte con Vox, que está a cien leguas de eso. La razón que oí en un debate fue que Unidas Podemos forma parte del Gobierno, lo que le obliga a aceptar las decisiones del jefe del mismo, mientras Vox se ha mantenido al margen haciendo la guerra por su cuenta. Pues bien: en adelante va a formar parte y estará obligado a aceptar las decisiones que dentro de él se tomen. Lo que significa reducir la libertad que venía gozando, ‘estatalizarse’ podríamos llamarle. ¿Qué no le gusta? Pues muy bien, ahí tiene la puerta. Pero todo el mundo, empezando por sus votantes, sabrá que fue el causante de nuevas elecciones.
¿Hay algo malo en ello? Yo no lo veo. Al revés, veo una oportunidad de clarificar la escena política española. Es muy fácil hacer populismo desde la oposición, es decir presentar soluciones sencillas a problemas complejos, pero muy difícil hacerlo desde el Gobierno, que debe de tener en cuenta los intereses generales sobre los particulares. El experimento de Castilla y Leon nos dirá si Vox es sólo el extremo de la derecha o la derecha en general. Algo de lo que estamos muy necesitados. ¿Es lo que teme la izquierda?
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