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el contrapunto

Veinte mil millones obscenos

Frente a la ‘feminista caviar’ Montero, Ayuso pide que ese dineral sirva para rebajar el precio de la luz y el gas

Isabel San Sebastián

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Nuestros gobernantes tienen una capacidad asombrosa para sobrevivir a tropiezos que supondrían su defenestración en cualquier actividad privada. Los actuales muestran, además, una tendencia alarmante a utilizar la mentira como herramienta perfectamente lícita, homologable a cualquier otra. Pero lo de Irene Montero supera todo lo ... imaginable. Ella no solo recurre de manera sistemática al embuste, la demagogia y el abuso de poder, a semejanza de su presidente y sus colegas de Gabinete, sino que presume de ello. Se mofa de nosotros con jactancia. Siendo la mujer menos legitimada para alardear de su trayectoria política, dado que es de dominio público la razón última de esa carrera tan fulgurante como ayuna de méritos profesionales, nos la restriega sin pudor alguno, jaleada por sus palmeros. Y si en condiciones normales ya resulta harto molesto soportar sus excesos verbales, sus arengas y sus lamentos, especialmente para quienes nos hemos abierto camino exclusivamente a base de trabajo, en un mundo carente de ‘dopajes de género’, ahora que pintan bastos se torna insoportable.

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