Suscribete a
ABC Premium

El contrapunto

Ángeles uniformados

Sirvan estas líneas de homenaje a los militares y guardias civiles cuya encomiable labor admiro tanto como agradezco

Isabel San Sebastián

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Desde que cayó la primera nevada causada por Filomena, el viernes, miles de militares y agentes de la Guardia Civil emprendieron una carrera contrarreloj para tratar de impedir el bloqueo de media España. Se armaron de palas y vocación de servicio, se calzaron las botas, ... subieron a sus vehículos o bien echaron a andar, dispuestos a brindar auxilio a cuantos ciudadanos necesitaran ser rescatados del temporal. Hoy siguen haciendo ese durísimo trabajo, a pesar del cansancio acumulado, porque calles y carreteras han de ser abiertas al tráfico y los servicios municipales o autonómicos no dan abasto. Como siempre que se produce una catástrofe natural, los primeros en remangarse son nuestros «ángeles uniformados», cuya disponibilidad permanente se sobreentiende, sin necesidad de figurar en contrato alguno. Para ellos no hay festivos o vacaciones que valgan. Cuando se les necesita, ahí están, garantizando con su sacrificio la seguridad de los españoles. Se me dirá que, además del Ejército y la Guardia Civil, estos días se están dejando la piel igualmente efectivos de Protección Civil, bomberos, policías, conductores de quitanieves y demás trabajadores afectados por la borrasca. Es verdad. Pero mientras estos últimos gozan de general consideración y cobran sueldos más dignos, en el último escalón salarial de la función pública están los guardias civiles y los militares, quienes, por añadidura, sufren ataques constantes por parte de la misma izquierda que luego recurre a ellos en cuanto vienen mal dadas.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia