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La hora de la verdad

El Parlamen no elige a Quim Torra, pues quien realmente lo designa es un presunto delincuente

José María Carrascal

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QUE Quim Torra no es el verdadero presidente de Cataluña, aunque sea nombrado, no lo dice la oposición. Lo ha reconocido él mismo al admitir en su discurso de investidura que el verdadero presidente es quien le designó: Carles Puigdemont . Pocas veces, sí ... alguna, se habrá visto un nombramiento tan vergonzante. ¿Qué es, entonces, Quim Torra? Pues un suplente, un interino, un figurón que ocupa provisionalmente el cargo, que no puede ocupar el designado. Con lo que tropezamos con el primer reparo al nombramiento: si Torra fue elegido por Puigdemont para ocupar el puesto que él no podía ejercer por ser un fugitivo de la Justicia, tal nombramiento está viciado de origen. Se argüirá que lo elige el Parlament, pero más que elegirle, lo ratifica, pues quien realmente lo designa es un presunto delincuente. La segunda objeción es el rechazo con que le han recibido no sólo los partidos constitucionalistas, sino también los que vienen respaldando el secesionismo. Los más benignos han dicho que no representa a todos los catalanes, sólo a los independentistas, el resto, que busca el choque, no salir de atolladero. El más duro fue Domènech: «Queremos saber qué opina de los españoles. Entonces sabremos qué siente hacia ese 70 por ciento de catalanes que se sienten también españoles». Más que un endoso era una advertencia. Como si cundiera en ese campo, aunque nadie se atreve a decirlo temiendo ser acusado de traidor. ¿Le ha salido a Torra el tiro por la culata, si no ahora, más adelante? ¿O era lo que buscaba, sacar pecho? Lo sabremos pronto.

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