«In medio stat virtus»
Para que la política vuelva a inspirar confianza y planificar un futuro mejor necesitamos dialéctica pero también un punto de convergencia, y el «centro» es el mejor lugar
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Iniciar sesiónLa política tiene que volver a inspirar confianza y planificar un futuro mejor. La política es una función muy importante y absolutamente necesari , lo que ocurre es que una buena o una mala política cambia la percepción del papel de la misma. La sociedad en ... un país democrático, único lugar donde el ser humano merece vivir, delega con sus votos a las personas que elige la responsabilidad de armonizar y regular la complejidad social para que la convivencia sea posible y provoque bienestar para la mayor parte posible de la población. Aquí está el problema: encontrar el armonización, el equilibrio. La política, sobre todo al día de hoy, no necesariamente tiene que ser de izquierda o de derecha. La política no tiene que ser contrapuesta, la política tiene que ser dialéctica moderada (el arte de la mejor política) con un objetivo común: lo mejor para la sociedad entera. Por este fin la política tiene que ser «de centro». El «centro» es el lugar del equilibrio y de la moderación, un lugar donde quiere estar la mayoría de la población. Como podemos comprobar todos los días en todo el mundo, la contraposición divide a la sociedad y convierte el entorno político en territorio de guerra donde se radicalizan las posiciones a veces en manera insanable.
El objetivo que se tiene que conseguir es exactamente el contrario: trabajar para una sociedad unida, unida por la voluntad de mejorar sus condiciones. Una política concentrada en encontrar las vías para construir una clase media lo más amplia posible. Una clase media amplia sinónimo de una reducción de las diferencias es el secreto de una economía sana y positiva.
Y para que esta economía sea realmente sana no tiene que ser asistida, no tiene que ser un economia de Estado. Tiene que ser una economía basada en la iniciativa y en la motivación de las personas, un economía con reglas y leyes justas, no burocrática o que entorpezca las iniciativas. Las principales claves para encontrar el deseable equilibrio social son por lo menos tres:
1.- Pagar unos impuestos razonables y proporcionados.
2.- Recibir del Estado unos servicios esenciales buenos y eficientes en costes.
3.- Un sistema educativo adecuado, adaptado a los tiempos que vivimos, que estimule la iniciativa, la creatividad y la innovación, que ayude a generar una predisposición a la movilidad, a la flexibilidad mental y que considere el fracaso como un útil de aprendizaje.
El sistema productivo actual es diferente respecto al pasado y lo será aún mas en el próximo y cercano futuro. Nos espera, como muchas veces he subrayado en precedentes reflexiones, una transformación tecnológica y demográfica que impactará radicalmente en los trabajos, en la iniciativa personal y en la formación necesaria para abarcar este nuevo entorno. El trabajo es la base de una economía sólida y la gran mayoría del trabajo nace de las iniciativas privada de particulares y de empresas. La política debe entonces favorecer el talento, fomentar e incentivar las iniciativas personales y empresariales de las cuales se genera la verdadera riqueza competitiva de un país. Para que la política vuelva a inspirar confianza y planificar un futuro mejor necesitamos dialéctica pero también un punto de convergencia, y el «centro» es el mejor lugar.
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