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Cambio de guardia

Pedro Sánchez ya tiene su Le Pen

Ha contado con algo a lo cual no habíamos dado el peso que de verdad tiene: se llama Vox

Gabriel Albiac

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Hace ya mucho que decidí abstenerme. No pretenderé que todos mis motivos fueran por igual respetables. Abarcaban, desde la infame ley electoral hasta el hondísimo desprecio que me producía cada uno de los individuos que aspiraban a mi voto: desprecio, más aún neuronal que ético. ... Ser representado por tipos que conceptualmente no llegaban al nivel de un alumno discreto de primero de bachillerato se me hacía insultante. Que, además de eso, fueran todos tan rematada mala gente, añadía a la cosa un punto de obscenidad que juzgaba excesivo para mis tragaderas.

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