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cambio de guardia

Parvulario perpetuo

Nada como una banda de párvulos angelicales para blindar a un bronco déspota

Gabriel Albiac

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«Y el ángel no vendrá», medita Auden en su ‘Canción de otoño’. Es bello evocar a los ángeles, siempre que nunca acudan a la cita. Si llegaran a violar esa cautela, la hoguera de su luz nos abrasaría. Eso anunciaba Rilke: «Todo ángel es ... terrible» y hace ceniza del ingenuo que invocó su presencia.

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