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David Gistau

«Flâneur» en Roma

David Gistau

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Paseo dominical en Roma. Con un frío cortante. Regreso a los lugares que me inspiran lo que Umbral llamaba la «nostalgia de lo no vivido». En mi caso, remite -perdón- al periodo tardo-republicano, entre Catilina y el preciso instante en que Augusto cierra por ... fin las puertas del templo de Jano. En el Foro de Augusto vuelve a admirarme una de las mayores muestras de respeto a la propiedad privada que ha dado la historia de Occidente. Para el Princeps, ese Foro que contenía el templo de Marte Vengador que se propuso construir cuando hubiera matado a todos los asesinos de su padre adoptivo Julio César era el gran legado material de su existencia. Pero el rectángulo no es perfecto. Una de las dos puertas que daban al barrio de Suburra está encogida y una esquina queda mellada. Se debe a que Augusto no expropió las casas que necesitaba destruir para abrir un espacio, sino que las compró una a una, y el propietario de la que estaba precisamente allí se negó a vendérsela pese a años de insistencia. El trazado de la planta terminó esquivándola. Ante la resignación frente al Derecho de uno de los hombres más poderosos de la historia, cabe imaginar a un grosero espadón como Chávez gritando: «¡Exprópiese!».

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