ETA une a España y Francia
EL atentado cometido por ETA a cincuenta kilómetros de París, que costó la vida a un gendarme francés, abre interrogantes sobre el verdadero estado actual de la banda terrorista. En el acto criminal pudieron participar hasta 10 terroristas, en varios coches, después de haber robado ... en un concesionario de automóviles. El número de terroristas involucrados y la determinación criminal que emplearon para, sin dudarlo, disparar al policía galo son más propios de una banda plenamente operativa, que de una organización en declive. Es evidente, a pesar de todo, que ETA está muy castigada y que este atentado revela también un abandono de las tradicionales cautelas de los terroristas para no disponer contra ellos a las autoridades galas más allá de lo que resultara de la cooperación con España. Lo cierto es que los golpes a ETA en suelo francés han podido llevar a la banda terrorista a vender caras futuras detenciones. También demuestra este último atentado que no existe posibilidad alguna de rendición ni de negociación. La opción de la derrota policial e incondicional es la única que puede contemplar el Gobierno español. A partir de ahora, Francia no es sólo aliada de España contra ETA, sino que también es víctima de la banda. El Gobierno español debe considerar la aplicación de la ley de víctimas del terrorismo a la familia del gendarme asesinado. Abriendo este frente, ETA acelera su erradicación, porque Francia intensificará su cooperación y reforzará -así debería ser- la presión internacional contra los terroristas.
Entre tanto, no hay que descartar que ETA, pese a los golpes recibidos, esté recuperando la captación a través de sus entramados juveniles. De hecho, el único detenido por el asesinato de ayer, Joseba Fernández Aspurz, está encausado por la Audiencia Nacional por violencia terrorista callejera. Además, las informaciones policiales de los últimos días apuntaban a la incorporación de catorce huidos de Segi -la trama juvenil de ETA- a las primeras filas de la banda terrorista. Aquellos polvos trajeron algunos de estos lodos. El proceso de negociación política con ETA pervirtió las prioridades del Estado, ofreció a los terroristas concesiones inaceptables y dio facilidades para una reorganización de la banda criminal en Francia que ahora se está pagando. Era entonces cuando aquí se miraba a otro lado mientras ETA robaba 400 pistolas, o mientras los expertos de la Policía gala advertían de que seguía plenamente activa, y en España se difundían «informes de verificación» que decían lo contrario.
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