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Descentralizar o desmontar

Para descentralizar el Estado es necesario contar con quienes creen en él y lo defienden, no con el separatismo que lo combate a través de chantajes y golpes institucionales

Editorial ABC

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Reiterada desde hace años y anunciada con la solemnidad con que el nacionalismo adorna sus desafíos escénicos, la ausencia en el acto central del día de la Fiesta Nacional de los presidentes autonómicos del País Vasco y Cataluña sirvió ayer para poner de manifiesto el ... grado de compromiso con España de quienes para el Gobierno de Pedro Sánchez -lo reafirmó el pasado lunes la ministra de Hacienda- son sus «socios prioritarios». Cerrado con Unidas Podemos el borrador del proyecto de Presupuestos, PNV y ERC piden la vez en el Congreso para ampliar su catálogo de competencias territoriales y avanzar en el proceso de desmembración de un Estado en el que no solo no creen, sino que combaten a través de negociaciones y extorsiones, cuando no de amenazas de ruptura y golpes institucionales. Es en este escenario, en el que se siente cómodo y del que es cooperador necesario, en el que Sánchez pretende llevar a cabo su proyecto de descentralizar la Administración para trasladar fuera de Madrid la sede de algunos organismos oficiales, ya existentes o de nueva creación, relacionados con el programa de ingeniería social y política que lleva a cabo su Ejecutivo con el dinero de todos, utilizado en este caso para engordar la nómina y el pesebre del empleo público.

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