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Editorial

Al fin, un atasco legal útil

La letra pequeña de la realidad no tiene nada que ver con la grandilocuencia de los titulares con los que Sánchez animaba desde la oposición a acabar con la ‘ley mordaza’

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Objetivamente, es una buena noticia que la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana se halle estancada en el Congreso por las serias discrepancias entre el PSOE y Unidas Podemos, y entre ambos y los socios tradicionales de Pedro Sánchez. La promesa que hizo hace ... cuatro meses el ministro del Interior de derogar la ley, algo que también forma parte del programa electoral del PSOE, está en dique seco. Y es lógico. Ni tal derogación es posible, porque la utilidad de esta ley aprobada por el PP contrasta con el discurso artificial de la izquierda, ni va a ser fácil que Pedro Sánchez convenza a sus socios, por ejemplo, de mantener las entregas de inmigrantes ‘en caliente’, o de no criminalizar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. La pretensión de los aliados de Sánchez, y también de Podemos, es básicamente que la reforma termine por no penalizar a los autores de actos violentos durante altercados callejeros, lo cual no es asumible. Igualmente quieren que la norma desproteja a los policías, poniendo en duda su profesionalidad y su palabra, por ejemplo, en la identificación de los autores de disturbios. Tampoco hay consenso para el uso de material antidisturbios -ERC exige la prohibición de usar pelotas de goma disuasorias-, para las entregas en frontera de inmigrantes, para regular la presunción de veracidad del testimonio de las Fuerzas de Seguridad, o para la eliminación de sanciones a los provocadores de altercados.

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