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La bella mercancía

Hollywood devora los cuerpos más bellos. Y las inteligencias más fastuosas

Gabriel Albiac

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Como en la secuencia de Casablanca en que Claude Rains interpela a Humphrey Bogart -«¡estoy escandalizado, aquí se juega!»-, mientras se embolsa sus ganancias de ruleta, descubrimos con estupor que en Hollywood la belleza -femenina sobre todo, pero no sólo- era mercancía. «¡Estoy ... escandalizado…!». Pues dese usted una vuelta por la biblioteca.

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