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Chile en tinieblas

El reciente fin de semana se celebraron elecciones generales para elegir 155 constituyentes, quienes redactarán una nueva Constitución, y comicios para elegir alcaldes, concejales y gobernadores regionales en Chile

Ciudadanos votando en las elecciones locales y constituyentes en Chile EFE

Andrés Montero

El reciente fin de semana se llevaron a cabo en Chile elecciones generales para elegir 155 constituyentes, quienes redactarán una nueva Constitución. Simultáneamente, se realizaron comicios para elegir alcaldes, concejales y gobernadores regionales. La participación de los chilenos alcanzó algo mas del 40% de los electores válidamente habilitados. Tras un plebiscito que tuvo lugar en octubre de 2020, un 80% de quienes votaron, estuvieron de acuerdo en generar una nueva Constitución. Dicho plebiscito fue la válvula de escape a una fuerte presión social que tuvo su epicentro en octubre de 2019, en medio de la cual se destruyeron 80 estaciones del metro de Santiago, además de una infinidad de iglesias, edificios públicos, cuarteles policiales y supermercados.

La aprobación al presidente Sebastián Piñera ha caído desde el 54%, cuando salió elegido, hasta el 10% que es su porcentaje de aprobación actual. Las protestas de la ciudadanía abarcan un amplio espectro de demandas sociales, las que apuntan a lograr disminuir la desigualdad, obtener mayor participación del Estado, eliminación del sistema de fondos de pensiones privados, expropiación de los derechos de agua, vivienda, salud, y educación gratis y de calidad, etc.

Chile ha sido ejemplo de crecimiento en América Latina en los últimos 40 años. En búsqueda de más y mejores oportunidades, más de 1 millón de inmigrantes arribaron a Chile en los últimos 6 años. Chile es campeón mundial en tratados de libre comercio y sus productos de exportación son reconocidos mundialmente. A pesar de todos estos pergaminos, los chilenos perdieron la paciencia y quieren todo y ahora. Una generación de jóvenes rebeldes, primera generación de universitarios, mal educados y que en su mayoría son hijos de padres que trabajaron duro para salir de la pobreza, hoy exigen mucho y no pocas veces de manera violenta. Después del gobierno militar, que terminó en 1989, Chile se regía por un sistema electoral binominal, en que se alternaron en el poder, socialistas, demócrata cristianos y centroderechistas, logrando avances insospechados en plazos relativamente breves.

Tras el fin del sistema binominal bajo Bachelet en 2015 y tras el debut del sistema proporcional, las cosas cambiaron. Al Senado y al Congreso de los Diputados, se incorporaron nuevos parlamentarios que fueron elegidos en algunos casos, con menos del 2% de los votos. En las recientes elecciones, en medio de la pandemia universal, se ha dibujado un mapa plagado de grupos alternativos que han debilitado la importancia de los partidos de centro -tanto de izquierda como de derecha- dando mayores espacios al Partido Comunista y a Revolución Democrática. Los ganadores de estos comicios, con un trabajo de joyería iniciado hace ya mucho tiempo, fueron capaces de tomar el control de la educación, de los medios de comunicación, de las redes sociales y en cierta medida del poder legislativo y judicial.

Adicionalmente se han reservado 17 escaños para constituyentes de pueblos originarios, los que en su gran mayoría se identifican más con la izquierda. Las primeras reacciones del mercado financiero han sido una caída del 9% en los índices bursátiles al día siguiente de las elecciones y un alza menor en el valor del dólar. El cobre que es la principal fuente de divisas de Chile, se encuentra navegando en precios muy altos e insospechados. Las principales inquietudes de la ciudadanía se centran en determinar, cómo afectarán estas elecciones en las perspectivas de las elecciones presidenciales que tendrán lugar el noviembre próximo, en primera vuelta y en diciembre, en segunda vuelta.

Las primeras predicciones, tras las recientes elecciones, anticipan que el centroderecha no podrá retener el poder en las próximas presidenciales. Las opciones más previsibles, aparentemente, enfrentarán a un centroizquierda relativamente moderado, con una izquierda dura que va por un cambio total del sistema político, económico y social de Chile. El desmantelamiento del sistema de fondos de pensiones en Chile, en que por una vía inconstitucional se permitió que los trabajadores retiraran sus ahorros previsionales, para dar oxígeno a quienes se han visto afectados por la pandemia, ha deteriorado la imagen de Chile como país respetuoso de su legislación. Lo más grave es que una parte importante de los chilenos se quedó sin recursos para sus jubilaciones, lo que obligará al Estado a endeudarse para salir «al recate» de quienes quedaron en 0 en sus cuentas de ahorro individuales.

En lo inmediato se aproxima un período de deliberaciones, en que los 155 constituyentes deberán acordar -en un plazo máximo de 12 meses- una nueva Carta Magna, la que debería ser aprobada por 2/3 de los ciudadanos, antes de entrar en vigor. El más contento con los resultados eleccionarios en Chile es Nicolás Maduro, pues percibe que en Chile están de a poco tomando el control sus amigos revolucionarios, antiimperialistas y defensores de las dictaduras cubana, nicaragüense y venezolana. Chile en tinieblas, no sabemos por cuanto tiempo y cuando la luz volverá a brillar.

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