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La alberca

El peaje de ETA

Sánchez va a abonar la tarifa del poder con nuestra dignidad

Alberto García Reyes

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Otegi tiene varias condenas por terrorismo. Su miserabilidad no sorprende ni enoja. El protagonista del escarnio es Sánchez, promotor de un acuerdo tácito con los etarras a cambio de seguir en el machito. Para el presidente del Gobierno de España, los asesinados por ETA valen ... un sillón. Nada más. Los 377 crímenes de la banda sin resolver no merecen siquiera un epígrafe en la Ley de Memoria Democrática, que supuestamente pretende amparar a las víctimas de los delitos cometidos en este país por motivos políticos. De un solo bando, claro. Para el sanchismo las nucas son apolíticas. Los comunistas pueden colgar pancartas de Stalin en el balcón y llamar a Otegi «hombre de paz». La izquierda siempre es víctima, más víctima que nadie, la víctima suprema. Pero la confesión del líder de Bildu en su cuarto de cabales le ha roto los esquemas. Amnistía a los asesinos a cambio de votar el Presupuesto. ¿A cuánto sale cada muerto? Ese es el sistema tarifario, por usar el cómico eufemismo sanchista para los peajes, que maneja el socialdemócrata de salón. El postureo siempre estalla como un cristal con el calor de la verdad. El presidente del Gobierno de España ha sido descubierto mientras pactaba un oprobio con el terrorismo.

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