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DIARIO DE UN OPTIMISTA

Utilidad de los reyes en la democracia

«La principal virtud de la democracia -lo hemos dicho a menudo- no es seleccionar a los mejores líderes, sino poder deshacerse de ellos en una fecha fija, conocida de antemano y sin demasiada violencia»

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CARBAJO Y ROJO
Guy Sorman

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¡Qué paradoja! En casi todo el mundo, las democracias se han constituido en oposición, a menudo violenta, a las monarquías. Pero las democracias que, por azares de la historia, han conservado un monarca, han resultado ser las más estables.

España es la demostración ... más convincente de ello. Evidentemente, fue la restauración de la monarquía lo que permitió una transición sin violencia de la dictadura franquista a la democracia actual. El milagro se explica porque el Rey es el Rey. A diferencia de los políticos tradicionales, no tiene ninguna ambición, ningún plan de carrera y ninguna inclinación partidista. Es lo que es; es la nación y eso basta. Por el contrario, toda democracia implica una lucha por el poder que no siempre es civil y pacífica. La principal virtud de la democracia -lo hemos dicho a menudo- no es seleccionar a los mejores líderes, sino poder deshacerse de ellos en una fecha fija, conocida de antemano y sin demasiada violencia. El rey, por el contrario, o la reina, solo se suceden a sí mismos y, salvo raras disputas dinásticas, sin derramamiento de sangre. La mayor virtud del rey es también no hacer nada excepto ser rey, lo que le impide involucrarse en querellas subalternas, o dar su opinión sobre temas mediocres o que dividen.

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