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Coronación
La monarquía es genética, que es lo contrario de la democracia y por eso ha funcionado a lo largo de los siglos
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Iniciar sesiónMe gustaría ser tu tampax, le dijo Carlos a Camila. Y en esto tendría que haberse basado para siempre la casa Windsor. Amor que te humillas cuando más vales y conviertes un tampax manchado en un credo fulgente. El único error de la ... Reina Isabel fue intentar un cuento de hadas con su hijo y Diana. Y luego tuvimos que hacer todo aquello tan incómodo de París. Felipe VI y todos los españoles habríamos sido más felices con Isabel Sartorius, porque cuando un rey goza, su pueblo goza con él.
También la Reina Sofía habría sido menos infeliz y habría hecho menos infeliz al Rey Juan Carlos si hubiera aceptado el matrimonio original de su hijo. Sartorius llevaba la clase dentro y no habríamos tenido que asistir al penoso espectáculo de que la tuviera que aprender. A Camila del Reino Unido nunca nadie ha tenido que explicarle cómo había de comportarse y Diana fue siempre un coñazo y un drama y sólo cuando la matamos se convirtió en la «princesa del pueblo», con aquel lamentable funeral en que la turba se puso a aplaudir en la iglesia.
Carlos III ha dicho que quiere sacar a la monarquía de Palacio para bajarla a la calle. Es el mismo y terrible y único error que cometió su madre obligándolo a casarse con Diana. La monarquía es lío. La monarquía es tampax. Criadas que corretean por los pasillos mientras la reina duerme. La monarquía no es cercana. La monarquía es capricho, caza, distancia. El Rey en África, con Corina y los elefantes, fue más rey, más Historia, más corona y más su padre que pidiendo disculpas en el hospital. Los reyes retozan y cazan. Sin disparar no hay alteza. La monarquía no se disculpa. Lo que un rey se baja se lo baja con él su pueblo fervoroso, su pueblo entusiasmado. Somos un solo ritmo y este es nuestro patrimonio. Y todos latimos con el monarca y todos somos sagrados y juntos elevamos la lujuria a episodio nacional.
El Rey Carlos ha de mantenerse en su gesticulación, en su mirada altiva, en su Camila enamorada y en los ratoncitos palaciegos todo el día correteando por si algún día se cansa. Todo oculto, pero con grietas para que de vez en cuando podamos ver. Nada directamente. La sobreexposición es una derrota. Sombras proyectadas en la pared. El acercamiento mata al misterio. Un nombre que no estás seguro de haber oído bien. El misterio es el corazón de nuestro modo de amar y de creer. La naturaleza de la monarquía es divina y Dios se esconde, también en los zaguanes y en los cuartos del servicio. Si Dios se hubiera mostrado no habríamos podido tener fe ni ser libres. La monarquía es genética, que es lo contrario de la democracia y por eso ha funcionado tan bien a lo largo de los siglos, aunque a algún rey tuviéramos que cortarle la cabeza. La guillotina es la urna del ADN. Nosotros siempre a lo grande.
Me gustaría ser tu tampax. Somos nación, destino, madonna que mira por la ventana del museo y menstrua con la luz de la luna rasgada por los cortinajes. Somos lo que permanece. Dios salve al Rey.
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