ANTIUTOPÍAS

La libertad y Cuba

Se defiende la libertad porque la sumisión al ambiente, a la opinión, al dogma o al caudillo empequeñece al ser humano

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La libertad se defiende porque dignifica la vida, no porque solucione todos los problemas sociales ni porque garantice futuros dorados o conduzca a la sociedad perfecta. La libertad permite decir lo que se piensa, elegir un camino a la luz de las creencias, ideas y ... deseos propios, y generar riqueza produciendo y comerciando lo que el ingenio y las capacidades permitan. Más importante aún, permite reaccionar contra el poder que deshumaniza. Se defiende la libertad porque la sumisión al ambiente, a la opinión, al dogma o al caudillo empequeñece al ser humano. Lo encierra en hordas o tribus y le roba su creatividad y su ingenio: todo rasgo que lo individualice.

Lejos de facilitar las cosas o resolver los dilemas sociales, la libertad los crea. En las sociedades libres surgen permanentemente nuevos problemas que demandan la revisión de la ideas, el debate, el permanente autoexamen. Con la libertad de prensa, un valor trascendental, se cuelan el chisme rosa, la pérdida de la intimidad y el incordio de acosadores que instrumentalizan el periodismo para sus propios fines; con la libertad creativa, la espectacularización de la cultura, la banalidad y el oportunismo de los vendedores de humo; con la libertad de pensamiento, las ideologías antidemocráticas y los gurúes liberticidas. Las sociedades libres viven en permanente desafío, examinándose, corrigiéndose, evaluando siempre si se pierde más recortando libertad que atenuando sus consecuencias nocivas.

Hay otros lugares, como Cuba, que proscribieron la libertad en nombre de futuros radiantes, hombres nuevos y sociedades perfectas, y cuyo declive ya no se oculta a nadie. Una nueva Ley de Comunicación, impuesta en 2023, obliga a los medios a servir al pueblo y al socialismo, no a los hechos ni a la verdad. Las cárceles albergan 1.158 presos políticos. No hay medicamentos ni comida ni combustible. La población disminuye a pasos alarmantes. Hay apagones diarios y el internet es un nuevo negocio para el régimen, que sube las tarifas sabiendo que los expatriados la van a pagar para poder comunicarse con sus familiares. Cuba solo empeora y es por falta de libertad.

Hace exactamente cuatro años los cubanos se lo hicieron saber a Díaz Canel. Salieron a protestar de forma masiva, un hecho histórico que se replicó en sesenta localidades a lo largo y ancho de la isla. Estaban hartos de que la sociedad perfecta necesitara siempre de alguien que estuviera al mando, controlando cada centímetro del espacio vital. De eso y de que los obligaran a amoldarse, bajo la amenaza de represión, a futuros ajenos. En las imperfectas democracias, el futuro se lo traza cada cual, nada está escrito ni planificado y tenemos que vérnoslas con problemas y lacras imprevistas. Podrá ser irritante y generar conflictos y debates, pero siempre es mejor que acabar sometido a los bienintencionados proyectos de gente, los utopistas y planificadores, que sólo saben soñar, así digan justamente lo contrario, con hermosas y esplendorosas cárceles.

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