Vitoria: semillas para el futuro

Los jardines botánicos han incorporado a lo largo de las últimas décadas recopilaciones de germoplasma a sus colecciones clásicas (planta viva o herbario): material vegetal orgánico con capacidad reproductiva (semillas).

La primera tarea de los técnicos del CEA consiste en visitar las poblaciones naturales de flora que albergan las variedades más interesantes. Tras un exhaustivo seguimiento de su estado, recolectan las semillas maduras que pretenden proteger. La etiquetación resulta esencial: nombre, lugar y fecha de recogida. Después, separan las semillas del fruto y del resto de impurezas que puedan acompañarlas. Por último, se ultradesecan.

Con todas las semillas que llegan al Banco de Germoplasma del Jardín Botánico de Olarizu se sigue el idéntico y minucioso proceso, asegurando la viabilidad de las mismas durante más de 100 años en muchos casos. La preservación se logra congelando las semillas desecadas a -18ºC en cápsulas de vidrio termoselladas. Y los ensayos de germinación comprueban periódicamente la aptitud de las muestras.

El Banco de Germoplasma del Jardín Botánico de Olarizu asegura la conservación ex situ de las plantas de mayor importancia, mientras que en los invernaderos se lleva a cabo la producción y multiplicación de planta para futuras reforestaciones o reintroducciones, una herramienta básica para la conservación in situ .

En la actualidad, el trabajo del Banco de Germoplasma del Jardín Botánico de Olarizu se centra en el mantenimiento de la diversidad vegetal de los Robledales isla de la Llanada Alavesa, declarados Lugares de Importancia Comunitaria e integrados en la Red Europea Natura 2000 . Más adelante, la pretensión estriba en extender el área de actuación a los Montes de Vitoria . Ambas iniciativas cuentan con el apoyo del Gobierno Vasco.

La vegetación potencial de la Llanada Alavesa corresponde a un mosaico dominado por los robledales de Quercus robur ( Crataego laevigatae-Quercetum roboris ), que ocuparían la mayor parte de los terrenos de la Llanada sometidos a inundación temporal, junto con los quejigares ( Pulmonario longifoliae-Quercetum fagineae ), que se extenderían a través de los cerros y zonas elevadas libres de encharcamiento.

Hace 50 años, la Llanada Alavesa contaba con grandes extensiones de bosques de fondo de valle autóctonos, pero la mecanización agrícola y el crecimiento urbano han roturado por completo el paisaje. Ahora las explotaciones agropecuarias, las infraestructuras viarias, los polígonos industriales y los núcleos residenciales son mayoría. Por fortuna, parte de estos ecosistemas han logrado sobrevivir, cumpliendo importantes funciones ecológicas y concentrando poblaciones únicas de algunas especies que se encuentran en evidente retroceso y no disponen de otros lugares donde prosperar, señala Agustí Agut, del CEA.

En junio, el Banco de Germoplasma localizaba un conjunto de Galium boreale en las campas de Olarizu, un taxón catalogado como vulnerable en el nuevo Catálogo Vasco de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre y Marina, publicado en enero de 2011. Hay que remontarse a 1983 para tener constancia de una circunstancia similar.

La Galium boreale es una hierba perenne de la familia Rubiaceae que se encuentra en gran parte de Europa, aunque en la Península Ibérica es muy rara y está limitada a la porción septentrional. En el País Vasco, por ejemplo, solo se localizaba en el desfiladero del Sobrón y en algunos puntos de la Llanada, como Luzuriaga .

El principal motivo de la desaparición de la Galium boreale en Olarizu se había asociado a la alteración de los herbazales húmedos que la cobijaban, fruto de los drenajes y el ajardinamiento realizados para el acondicionamiento de Olarizu como parque público periurbano. No obstante, pese al intensivo régimen de corte al que son sometidos los prados de Olarizu, la Galium boreale y gran parte de la comunidad vegetal de la que forma parte han logrado salir adelante.

Ha influido, también, el establecimiento de dos porciones de las campas de Olarizu libre de siegas , auspiciado por la colaboración entre el Banco de Germoplasma, el CEA y el Servicio de Parques y Jardines. De este modo, Vitoria-Gasteiz ha recuperado una de sus 28 variedades de flora en peligro que se daba por extinta en el municipio.

Vitoria-Gasteiz ha sido distinguida por la Unión Europea como Capital Verde 2012 por su esfuerzo conservacionista.