entrevista
Stanislas Wawrinka: «El respeto te lo da el día a día, no un Grand Slam»
El suizo, número tres del mundo y finalista en 2013 en la Caja Mágica, es el tenista del momento por sus éxitos en Melbourne y Montecarlo
enrique yunta
Es el tenista del momento, la raqueta de moda que discute contra la rutina establecida en el planeta tenis. De repente, Stanislas Wawrinka (28 de marzo de 1985, Lausana) estalla y confirma lo que se decía de él, un jugador de talento interminable que se ... ha hecho grande a los 29 años. Rompió los esquemas al proclamarse campeón en el Abierto de Australia , capaz de vencer en el mismo torneo a Novak Djokovic (dos del mundo) y a Rafa Nadal (número uno), y conquistó recientemente la tierra de Montecarlo en una simbólica remontada contra Roger Federer, cambio de orden en Suiza. Ahora aterriza en el Mutua Madrid Open asumiendo que está entre los favoritos -tercero en la lista de la ATP y finalista en la edición de 2013- y antes de la batalla responde a las preguntas enviadas por ABC.
-¿Qué cambia en la vida de un tenista cuando gana un Grand Slam?
-Pase lo que pase, ya es algo que estará para siempre en mi biografía. Puedes contar con la palma de una mano los jugadores que han ganado un grande en los dos últimos años y yo soy uno de ellos. Me siento muy orgulloso de ello. Y ahora tengo muchas más peticiones de entrevistas y los aficionados te reconocen el mérito.
-¿Cuándo cambió su mentalidad?
-No creo que haya un momento específico, no puedo decir algo en concreto. Mis partidos ajustados contra Novak Djokovic en el Abierto de Australia y en el US Open me demostraron que podía competir contra los mejores si tenía un buen día. Perdí en ambos casos, pero supe que estaba muy cerca.
-Hasta la fecha estaba entre los mejores y nadie dudaba de su calidad, pero le faltaba una foto importante. ¿Qué ha pasado para ganar ahora?
-Para la opinión pública han cambiado muchísimas cosas. Ahora tengo un Grand Slam y soy tres del mundo. He ganado uno de los torneos más importantes del año y también he logrado mi primer Masters 1.000 en Montecarlo, lo que supone un paso importante para mí porque me sirve para consolidarme. Pero todo es trabajo.
-¿Y ahora que es el tres de la ATP, qué piensa?
«He trabajado muchos años, muchísimos, para estar donde estoy ahora»-Es impresionante. He trabajado muchos años, muchísimos, para estar donde estoy ahora y me hace muy feliz ocupar esa posición en el ranking.
-¿Para estar entre los mejores, es más importante el tenis o la cabeza?
-Ambas. Obviamente has de trabajar duro, pero también creer en tus posibilidades y no rendirte jamás.
-Este año ha vencido los seis partidos que ha disputado contra jugadores del top 10. ¿Se ha ganado el respeto?
-Como decía antes, han cambiado muchas cosas para la opinión pública. Pero siempre he sentido el respeto de los otros jugadores. Nos conocemos todos muy bien, jugamos entre nosotros semana tras semana. Y hay varios jugadores buenísimos que no han ganado un grande como David Ferrer o Tomas Berdych que se merecen todo el respeto tengan o no un Grand Slam. Te lo ganas día a día, no con un grande.
-Usted es la excepción. ¿Por qué ganan siempre los mismos?
-No se olvide de Juan Martín del Potro en el US Open en 2009. Los top son muy fuertes y si quieres ganar un grande has de derrotar a muchos de ellos de forma consecutiva como hice en Australia con Berdych, Djokovic y Nadal. No estás capacitado para hacer eso cada semana, son muy difíciles de ganar. Necesitas tu mejor tenis y aprovechar las oportunidades, que no siempre existen.
-Empezó a trabajar con Magnus Norman en 2013 y los resultados hablan. ¿Qué le dijo al inicio?
«Me gusta mucho hablar con Magnus Norman. Sabe lo que siente un jugador»-Discutimos y hablamos mucho. Y no sólo de tenis, hablamos de todo. Me gusta mucho su manera de pensar, es tranquilo, una persona que escucha muchísimo y además fue un gran jugador. Él sabe como se siente uno cuando se dirige a una pista central abarrotada para jugar una final de Grand Slam.
-Su infancia fue en una granja, trabajando con sus padres ¿Qué recuerda?
-Tuve una gran infancia, el recuerdo es muy bueno. Vivir en la granja, conducir el tractor o jugar con los animales era perfecto. Nunca tuve que trabajar ahí, pero disfruté con mi familia, me lo pasaba muy bien y no paraba quieto.
-¿Y cuándo entendió que tenía dedicarse del todo al tenis?
-Empecé un poco tarde a jugar, a los ocho años. Mis padres buscaban algún deporte para mí y el club de tenis estaba cerca, así que escogimos el tenis. Desde el principio me gustó mucho y empecé a entrenarme más y más con Dimitri Zavialoff, amigo de la familia y mi técnico durante muchos años. Cuando cumplí los 15, dejé la vida «normal» de cualquier niño en la escuela y decidí centrarme en el tenis.
-¿Qué supone para un suizo Roger Federer? ¿Y ganarle y convertirse en el número uno de Suiza?
-No importa mucho ser suizo o no para hablar de él. Para mí, Roger es el mejor de todos los tiempos. Tiene una gran personalidad y nunca estaremos lo suficientemente agradecidos por todo lo que ha hecho por nuestro deporte. Es un gran modelo a seguir y un inmejorable embajador para el mundo del tenis y también para Suiza. Ganarle en Montecarlo fue otro paso importante en mi carrera. Conquistar mi primer Masters 1.000 superando a Federer convierte ese día en único.
-¿Por qué hay tanto talento en Suiza?
-Suiza ha tenido mucha suerte en los últimos 20 años con jugadores como Hlasek, Rosset, Kratochvil, Hingis, Schnyder o yo. No quiero hablar de Roger Federer porque es una excepción , algo único, un jugador increíble. Lamentablemente, no hay muchos jugadores detrás de nosotros. En mujeres está Belinda Bencic, que es un gran talento, pero en hombres no pinta muy bien la cosa. Pero no hay un secreto suizo, es cuestión de trabajo.
-Hablemos de su impresionante revés, de cuándo y por qué lo cambió a una mano. ¿Qué ventajas tiene? ¿Por qué cada vez se usa menos?
«Cambié mi revés a los 11 años porque con dos manos no era buena. Fue una gran decisión»-Lo cambié cuando tenía 11 años. Jugaba con revés a dos manos, pero no era del todo bueno. Así que mi entrenador, Dimitri Zavialoff, me pidió que probara a una mano. El cambio fue más natural para mí y estoy feliz con esa decisión porque es uno de mis mejores golpes. Es difícil de explicar por qué se usa menos ahora en las escuelas. Quizá con un revés a dos manos se puede llegar algo más tarde con las piernas y el cuerpo y seguir dándole con potencia. Con una se necesita más tiempo para ejecutarlo bien.
-El año pasado hizo final en Madrid, su punto de partida.
-Sí, fue una gran semana para mí con victorias importantes como las de Dimitrov, Tsonga y Berdych. Me encanta el ambiente de la Caja Mágica y la afición española es muy grande. Espero mantener el nivel.
-Y ahora, ¿qué objetivos tiene?
-Me centro en la tierra con las citas de Madrid, Roma y Roland Garros. Me encanta esta época del año. Claro que está la Copa Davis y es un objetivo importantísimo esa semifinal contra Italia. La hierba será un reto interesante y espero hacerlo mucho mejor.
-Le habrán preguntado mil veces por el tatuaje de su brazo. ¿Por qué se lo hizo y cada cuánto lo mira?
-Resume un poco mi manera de ver la vida y en especial mi carrera. Te has de acostumbrar a perder cada semana. Casi siempre vuelves a casa como perdedor. Pero tienes que sacar siempre lo bueno de la derrota y trabajar. Mejorar para fracasar mejor.
-¿Y cuántas veces ha fracasado?
-Muchas, muchísimas. El fracaso es parte de nuestras vidas, ¿no cree? Lo importante es cómo reaccionar ante el fallo, no lo que te lleva a fallar.
Stanislas Wawrinka: «El respeto te lo da el día a día, no un Grand Slam»
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